
La empresa entregó su primer trimestre fiscal 2014/2015 en que se denota una caída del 34% en sus ventas. Esto, aunque la empresa lo niegue, se debe a que el mundo ya no quiere estos transgénicos y a que sus “soluciones tecnológicas” no funcionan, degradan los campos, no resisten bien las sequías, demandan mayor inversión y no son bien recibidas por los consumidores.
La gente se está cansando de comer veneno y eso se nota, América del Sur uno de los principales clientes, está comprando menos maíz transgénico, entre otras cosas, para proteger las variedades locales de la contaminación transgénica que les impediría exportar a Europa. Además, cada vez más gente protesta, se organizan marchas contra esta tecnología.
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