miércoles, 28 de julio de 2010

1936: REVOLUCIÓN EN ESPAÑA


El siguiente texto que les presento no es un homenaje, no es una mitificación, no es en absoluto un intento por avivar el recuerdo nostálgico de un pasado glorioso. No es nada de eso. Por el contrario, la intencionalidad es poner a disposición este conjunto de escrito que pueda revelarnos un hecho que se mantiene en la oscuridad, que se difumina mientras pasan las horas, días y años y mientras todas y todos nosotros continuamos revolcándonos en las mohosas entrañas del Estado-Capital.

¿El hecho? El potencial del proletariado para subvertir todo, desestructurar la vida ordinaria que pasivamente avanza implacable frente a nosotros y nosotras, los muertos. Este “archivo” (si es que podemos llamarlo así) es una pequeña ventana hacia los fracasos y los aciertos de mujeres y hombres comunes y corrientes, que en su día apostaron el todo a la realización de la comunidad humana. Pero también es una lección en cuanto a poder revisar el pasado y tomar nota de que siempre habrá situaciones que se repetirán en contextos distintos.

Discurso de Buenaventura Durruti Dumange, radiado en Barcelona el 4 de noviembre de 1936.

"Trabajadores de Cataluña:

Me dirijo al pueblo catalán, a ese pueblo generoso que hace cuatro meses supo deshacer la barrera de los militarotes que querían someterle bajo sus botas. Os traigo un saludo de los hermanos y compañeros que luchan en el frente de Aragón a unos kilómetros de Zaragoza, y que están viendo las torres de la Pilarica.

A pesar de la amenaza que se cierne sobre Madrid, hay que tener presente que hay un pueblo en pie, y por nada del mundo se le hará retroceder. Resistiremos en el frente de Aragón, ante las hordas fascistas aragonesas, y nos dirigimos a los hermanos de Madrid para decirles que resistan, pues los milicianos de Cataluña sabrán cumplir con su deber, como cuando se lanzaron a las calles de Barcelona para aplastar al fascismo. En el frente, como en las trincheras, hay un pensamiento, sólo un objetivo. Se mira fijo, se mira adelante, con el sólo propósito de aplastar al fascismo.

Pedimos al pueblo de Cataluña que se terminen las intrigas, las luchas intestinas; que os pongáis a la altura de las circunstancias; dejad las rencillas y la política y pensad en la guerra. No tendrá más remedio que movilizarse todo el mundo; y que no crean que se han de movilizar siempre los mismos. Si los trabajadores de Cataluña han de asumir la responsabilidad de estar en el frente, ha llegado el momento de exigir del pueblo catalán el sacrificio también de los que viven en las ciudades.

Si es verdad que se lucha por algo superior, os lo demostrarán los milicianos que se sonrojan cuando ven en la Prensa esas suscripciones a favor suyo, cuando ven esos pasquines pidiendo socorro para ellos. El fascismo representa y es, en efecto, la desigualdad social, si no queréis que los que luchamos os confundamos a los de retaguardia con nuestros enemigos, cumplid con vuestro deber. La guerra que hacemos actualmente sirve para aplastar al enemigo en el frente, ¿pero es éste el único? No. El enemigo es también aquel que se opone a las conquistas revolucionarias y que se encuentra entre nosotros, y al que aplastaremos igualmente. Si queréis atajar el peligro, se debe formar un bloque de granito.

Si esa militarización decretada por la Generalidad es para meternos miedo y para imponernos una disciplina de hierro, se han equivocado. Vais equivocados consejeros, con el decreto de militarización de las milicias. Ya que habláis de disciplina de hierro, os digo que vengáis conmigo al frente. Allí estamos nosotros que no aceptamos ninguna disciplina, porque somos conscientes para cumplir con nuestro deber. Y veréis nuestro orden y nuestra organización. Después vendremos a Barcelona y os preguntaremos por vuestra disciplina, por vuestro orden y por vuestro control, que no tenéis.

Estad tranquilos. En el frente no hay ningún caos, ninguna indisciplina. Todos somos responsables y conocemos el tesoro que nos habéis confiado. Dormid tranquilos. Pero nosotros hemos salido de Cataluña confiándolos la Economía. Responsabilizaos, disciplinaos. No provoquemos, con nuestra incompetencia, después de esta guerra, otra guerra civil entre nosotros.

Por nada del mundo aquellos tiranos fascistas pasarán por donde estamos. Esta es la consigna del frente. A ellos les decimos: "¡No pasaréis!". Y a vosotros os corresponde gritar: ¡No pasarán!"

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