lunes, 16 de agosto de 2010
THE SUBURBS
Una de las marcas distintivas de Arcade Fire ha sido reunir, en cada disco, las canciones bajo un signo común, una idea que diese un sentido global a las particularidades. La muerte, la religión y ahora, la vida suburbana contribuyen a dar una idea de totalidad hacia la que tienden las composiciones. A esto, sumaban aspectos sonoros que potenciaban la idea: amplias mallas ambientales, fracciones de cuerdas, duetos y coros, entre otros, ayudaban a generar un sentido; eran partes de aquella grandilocuencia, tono épico e incluso, cierta pomposidad que fue, en parte, registrado como “el sonido de Arcade Fire”.
Esto es, sin duda, un aspecto importante. La originalidad, o más acotadamente, el estilo o un cierto “sonido”, son rasgos que habitualmente asociamos a ciertos grupos, emblemáticos o no, que, a partir de este aspecto, se diferencian de un enorme cúmulo de otros grupos cuyos rasgos no logran ser demasiado identificables. Así, The New York Dolls tienen un sonido particular, y también Tom Waits y Elvis Costello y My Morning Jacket, por nombrar algunos. Sus sonidos son reconocibles o, por lo menos, llevan a decir, algo ingenuamente, “esto suena como…”.
En el caso puntual de Arcade Fire, sus dos primeros discos presionaban, de algún modo, por imaginar una determinada característica que se pudiese señalar como propia, algo que tras algún tiempo obligase a decir, “esto suena como Arcade Fire”. Si bien, en lo medular, esto se puede rastrear aún en “The Suburbs”, se muestra, paradojalmente, fiel a la práctica conceptual e infiel al legado de los discos anteriores. Mientras aún rige un concepto central, las canciones tienden a la dispersión, a un cierto desorden sonoro, estilístico; al paso de un género a otro, mucho más evidente que lo hecho tanto en “Funeral” como en “Neon Bible”.
Como consecuencia del propio ejercicio, tiene momentos altos y otros bajos. Altos, como ‘City With No Children’ (extrañamente, su canción más cercana a U2), ‘Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)’, una canción de guitarras, muy extraña para la idea general del disco como ‘Month of May’ y la espesa ‘Rococo’, cuyo fastidioso coro no merma en absoluto la composición. Otros bajos, como la muy común ‘Modern Man’, y las tediosas ‘Half Light I’ y ‘Deep Blue’.
Es, precisamente, la dispersión (como metáfora, en lo musical, de los suburbios) lo que hace al disco algo errático. Todo lo que en los discos anteriores era compacto, estructurado y conciso, aquí se torna frágil, desordenado e inofensivo. Es, quizás, el disco donde más claramente afloran las influencias de la banda: Springsteen, el pop de los setenta (un género en el cual Régine Chassagne tiene dominio absoluto), Depeche Mode, U2; con lo que ya evidencia una tendencia hacia criterios más bien medios en cuanto a desarrollo musical (con la evidente excepción de Springsteen)
En cuanto al concepto central, la vida juvenil suburbana, resulta extraño como pasan de abordar temas de una complejidad evidente como la muerte y la religión hacia un tema tan manoseado, en el que resulta bastante simple caer en lugares comunes (angst adolescente, las pocas expectativas, los amigos y las distancias). De hecho, sucede: pretender que se potencia un concepto al contraponer dos ideas (“I need the darkness / can you please cut the lights?”) resulta totalmente ingenuo y restan profundidad al desarrollo del disco.
Dudo que se trate del mejor disco Arcade Fire. Sin embargo, resulta fascinante como apuestan por una correlación conceptual/musical atractiva y novedosa. Tal vez, cuando logren un equilibrio entre ambos elementos, encuentren también, un sonido definitivamente propio.
Si quieres descargar el disco, haz click aquí:
http://hotfile.com/dl/58377298/3245b31/www.NewAlbumReleases.net_Arcade_Fire_-_The_Suburbs_%282010%29.rar.html
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