miércoles, 13 de octubre de 2010

VIOLENCIA Y DOMESTICACIÓN


A propósito del devenir de la especie humana, de la comunidad inmediata a la comunidad emergida de, e integrada en el cosmos.

1.-La violencia aparece, se manifiesta en el momento en que hay una ruptura de un proceso. Es aquello que hace posible la ruptura, ya sea en el medio físico, cósmico o humano. Recíprocamente, sobretodo a nivel humano, hay ejercicio de la violencia para defender este proceso amenazado. Implica la puesta en marcha de energías más o menos orientadas y por tanto la manifestación de fuerzas.

2.-La violencia tiene pues una realidad natural, es decir, que se pueden constatar en la naturaleza fenómenos de violencia. Sin embargo, es en las comunidades, en las sociedades humanas donde es una realidad verdaderamente significativa porqué revelarse la mayor parte del tiempo como un objetivo reconocido o no, y porqué ciertas agrupaciones humanas intentan gobernarla y manipularla en su provecho.

3.-Parece ser que en el momento en que hay manifestaciones de violencia, han de ponerse en juego fuerzas importantes. Pero esto no es universalmente cierto. Puede haber violencia sin despliegue de fuerza. Así, la no violencia de Gandhi, que no ejercía una acción directa sobre el aparato económico político de la potencia británica en la India, operaba de todas maneras una violencia pura, porqué frenaba el proceso de producción global. La violencia legal expresándose a través de las leyes codificadas, es otro ejemplo: las leyes implican una violencia latente y potencial que puede manifestarse si los individuos las rechazan y por otra parte esta violencia se presupone para poder establecerlas.

4.-La violencia parece en el devenir humano como una determinación invariante, incluso si ella no se expresa siempre del mismo modo. Opera en primer lugar en el momento del corte/separación entre los hombres y las mujeres de la comunidad primitiva, lo que permite la iniciación de un proceso de individualización que, en tanto negación potencial de esta, crea una violencia a la que responde la comunidad para detener el proceso, para inhibirlo. Además el corte provoca un desequilibrio tal que la comunidad no es capaz de autoregularse y, por este motivo, hay una tendencia la crecimiento de la población que le cuestiona la estructura comunitaria; de esto la emergencia de lo político y de lo que será el Estado. Las comunidades reaccionan con violencia tratando de destruir aquello que emerge y trata de impedir que se autonomice. Si la violencia no llega siempre a la guerra (caso analizado por P. Clastres), puede tomar múltiples vías, en particular la de las trabas, a fin de frenar un proceso que niega la vida anterior.

5.-Las diversas rupturas del equilibrio en el medio ambiente debidas sea a fenómenos geológicos (glaciaciones, variaciones del nivel de mar también de los ríos, seísmos y erupciones volcánicas), sea a la actividad de los hombres y las mujeres, obligaron a los seres humanos a adaptarse y a adaptar su medio. Los hombres devinieron cazadores, mientras las mujeres inventaron la agricultura. Ulteriormente, la especie ejerce su violencia de otro modo, domesticando a los animales y a las plantas.

6.-A partir de este estadio se pueden señalar tres modalidades que ha tenido la especie humana de gestionar la violencia, que no han podido ser frenadas ni abolidas.

a.-La modalidad más o menos arcaica con las comunidades no desagregadas donde la política y, a fortiori el estado, no pueden autonomizarse. La violencia, cuando existe de un modo cinético es un asunto de toda la comunidad.

b.-El estado administra la violencia, pero no se autonomiza de la comunidad que es despótica.

c-El estado gestiona la violencia y da garantías más o menos importantes a los individuos que no están autonomizados y le han delegado la violencia, el poder, etc., a través de mecanismos muy complejos y de hecho por la existencia de clases. Es la existencia de estas últimas que dinamiza la violencia, de donde para que haya convivialidad, se necesita un mecanismo de conciliación que no concierne solo al estado, sino al conjunto de los hombres y de las mujeres: la democracia. Se la puede caracterizar a este nivel, como un proceso de interiorización de la violencia y por este hecho un motor esencial de la domesticación.

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