miércoles, 26 de enero de 2011

LA CENSURA DE EGIPTO


Egipto ha abierto una nueva etapa en su guerra contra internet bloqueando el acceso a Twitter y a las líneas telefónicas móviles en las zonas en las que se reúnen miles de manifestantes para protestar contra la dictadura de Honsi Mubarak y sus administraciones corruptas. Como en Túnez, la población evita la censura de la prensa tradicional gracias a la red.

Mubarak, que lleva 30 años en el poder de forma estable con el apoyo de Estados Unidos y de la Unión Europea, está combinando su campaña de represión de las manifestaciones con el bloqueo de las comunicaciones para evitar la organización social. Las redes sociales fueron precisamente el principal vehículo de coordinación de la población para las acciones del “Día de la Ira”, la jornada de protestas del martes 25 de enero.


Twitter, bloquedado


Twitter ha sido el objetivo principal de la dictadura egipcia. Desde el martes el servicio ha quedado inaccesible en el país africano, a pesar de que numerosos mensajes han seguido fluyendo para informar a los usuarios bajo los hashtags #Jan25 y #cairo, gracias al uso de proxis y de las herramientas de camuflaje como Tor. La empresa estadounidense guardó silencio durante las primeras horas hasta que finalmente confirmó lo sucedido a través de un tweet.

La otra vía de organización social a través de la red ha sido Facebook, con la página recordatorio del fallecido Khaled Said como eje de la actividad.

Anonymous, el grupo de la red organizado para atacar gobiernos que limitan la libertad de Internet, participó de la revuelta tumbando algunas páginas de las administraciones egipcias.

El miércoles 26 de enero, la dictadura capitalista de Mubarak ha avanzado en su actividad censora y ha cerrado también el acceso tanto a Facebook como a algunos de los servicios y utilidades de Google.


Las redes sociales como escape al control de los medios tradicionales


Esta censura ha sido también un motivo para sumar a la protesta y ha puesto en pie de guerra a más egipcios, hastiados de un gobierno corrupto y represor que ya había efectuado detenciones previamente de bloggeros críticos con el régimen. Esta medida es la sombra de lo que intentó hace tan solo dos semanas su homólogo, el dictador tunecino apoyado por Francia y Estados Unidos, Ben Ali, y que no logró acabar con la revolución que ha terminado con su era de poder.

En ambos países hay varios factores que se han repetido. Entre ellos el arrinconamiento de los grandes medios de comunicación, nacionales e internacionales a las voces propulsoras de las revueltas que han forzado la deriva hacia nuevos canales. Y en ambos casos han sido las redes sociales y la blogosfera las que han acogido a los manifestantes.

En el caso de Egipto, ha servido para lograr organizarse de una forma que ha descolocado a las fuerzas de seguridad del país: formar grupos no demasiado grandes en numerosos puntos de la capital y de las ciudades menores.

Las nuevas armas para la lucha social están establecidas y el escenario de batalla digital ha demostrado su importancia. Bloquear las comunicaciones a través del móvil y Twitter, una nueva arma de represión.

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