miércoles, 21 de septiembre de 2011

NO SE NACE MUJER


Este título es parte de la obra de la lesbofeminista francesa Monique Wittig que, en 1992, expuso en éste y en otros ensayos desarrollados a lo largo de su vida, una crítica que por un lado, si bien se podría decir marxista, por otro lado estaría una crítica a los sistemas culturales y de pensamientos patriarcales y heterosexuales, radicados en una realidad de explotación económica y política de las mujeres.

En este sentido cuando Wittig menciona a "las mujeres", lo hace en contraposición a "la mujer", la cual a diferencia de "las mujeres", las cuales se corresponderían con una clase por dentro de un régimen político y de explotación del hombre, "la mujer" sería una construcción cultural de género, la cual y a modo fetíchico, ocultaría a través de su circulación la realidad de explotación que viven "las mujeres". La autora a lo largo de su análisis también desprende una crítica a lo que se puede identificar como un "feminismo patriarcal" o "heterofeminismo", el cual aunque y en sus múltiples perspectivas sea reivindicado como herramienta de lucha de las mujeres contra la opresión masculina, no serían más que apropiaciones por parte de "las mujeres" del discurso machista.

¿Qué significa ser mujer y qué significa ser hombre?; ¿es natural la condición masculina y femenina que se la ha atribuido a uno y otro sexo? Para explicar cómo sobre las características biológicas de los sexos se han construido diferencias e iniquidades sociales, culturales, políticas y económicas apareció la perspectiva de género.

La perspectiva de género advierte que las diferencias fisiológicas y anatómicas entre hombres y mujeres, que se conoce como sexo, han propiciado desigualdades e iniquidades respecto a las facultades, funciones y roles particulares que la sociedad atribuye a cada persona tomando en cuenta esa diferencia sexual, llamada género.

Este enfoque surge desde las ciencias sociales durante la segunda mitad del siglo XX como respuesta a la necesidad de abordar de manera integral las consecuencias económicas, políticas, culturales y psicológicas que tiene la sexualidad humana en la organización social.

Desde la perspectiva de género se analizan las relaciones entre hombres y mujeres, así como las características perjudiciales y de opresión de una organización social sustentada en la iniquidad, la injusticia y la desigualdad a partir de la diferencia sexual entre hombres y mujeres.

Este enfoque ha sido desarrollado principalmente por el movimiento feminista con el objetivo de transformar las relaciones desiguales y opresivas entre los géneros.

Contrario a lo que muchos piensan, la perspectiva de género no atañe únicamente a las mujeres, ya que el género también es una característica de los varones y está presente en todos los ámbitos de la vida de los seres humanos. Por ello, esta perspectiva permite analizar y comprender la condición femenina y masculina, así como las realidades vitales de mujeres y hombres.

Esto quiere decir que a través de la perspectiva de género se puede analizar la condición social de cualquier sujeto; las relaciones entre personas de géneros diferentes y entre personas del mismo género.

Tal y como sostiene la feminista francesa Simone de Beauvoir, no se nace mujer, una llega a serlo; pero tampoco se nace hombre, también se llega a serlo. Es a través de los distintos procesos de socialización, que cada sujeto aprende a ser hombre o mujer de acuerdo con los parámetros de género que se le asignan culturalmente para ser de una manera y no de otra.

Es este mandato social el que dicta sabiduría, fortaleza y autonomía, entre otros rasgos, como atributos inherentes a los hombres; y en cambio, para las mujeres establece sumisión, dependencia e ignorancia.

Por ello, desde hace tiempo, muchas son las disciplinas y ciencias que han intentado establecer a través de la investigación, cuales son los aspectos inherentes y cuáles los aprendidos de lo masculino y lo femenino de las personas. Así, se ha comprobado por ejemplo, que si bien la cultura es un factor clave, la mayoría de las veces lo femenino está subordinado a lo masculino.

Como explica la feminista Martha Lamas, hasta hace poco tiempo esto se explicaba en términos "naturales" y hasta "inevitables", contraponiendo la diferencia biológica entre los sexos. Casi todas, si no es que todas, las interpretaciones sobre el origen de la opresión de la mujer la ubicaban en la expresión máxima de la diferencia biológica: la maternidad.

Sin embargo, desde la óptica de la perspectiva de género la maternidad, además de tener bases biológicas propias del cuerpo de las mujeres, es un hecho social determinado cultural e históricamente y por lo tanto, se puede transformar.

“Si bien se debe aceptar el origen biológico de algunas diferencias entre hombres y mujeres, no podemos perder de vista que la predisposición biológica no es suficiente por sí misma para provocar un comportamiento. No hay comportamientos o características de personalidad exclusivas de un sexo pues ambos comparten rasgos y conductas humanas”, abunda la feminista.

Tal y como lo advierten las y los especialistas, entre los aspectos de la vida que la mayoría de las personas acepta como indiscutible está el significado de ser hombre o mujer, así como los deberes y las prohibiciones para las mujeres por ser mujeres y para los hombres por ser hombres.

Por ello, la perspectiva de género permite comprender las características que definen a mujeres y hombres de manera específica, así como sus semejanzas, diferencias, posibilidades expectativas y oportunidades.

En resumen, esta perspectiva identifica y trata eliminar las discriminaciones reales de que son objeto las mujeres, por mujeres, y los hombres, por hombres.

Lo más importante es comprender que el enfoque de género impacta a mujeres y a hombres, beneficia a la sociedad en su conjunto al propiciar condiciones más equitativas para las mujeres y liberar a los hombres de muchos supuestos que también son injustos para ellos.

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