miércoles, 15 de febrero de 2012

A EXTENDER LA REVUELTA


Poco después de medianoche, acabó la comedia burguesa en el Parlamento griego. 199 de lxs diputadxs habían votado “sí, a todo”, aprobando así el nuevo acuerdo con la Troika y condenando, una vez más, al pueblo a la miseria. La maldita Prensa del régimen, propagaba sus calumnias contra lxs anarquistas y lxs insurgentes, mientras que Alexis Tsipras, presidente de la Coalición de la Izquierda “Radical”, denunciaba a “las fuerzas paraestatales que quemaron la ciudad de Atenas”. Al mismo tiempo que los lacayos del Poder, incluso los alcahuetes izquierdistas de la democracia, denunciaban la lucha callejera, el humo negro de más de 40 edificios incendiados en la metrópolis subía hasta los cielos mandando un mensaje de resistencia e insumisión a todo el mundo.

Syntagma: La muchedumbre tenía de todo

Según las estimaciones, alrededor de 500.000 personas salieron a las calles atenienses la tarde del domingo, 12 de febrero. Sin embargo, se trata de una muchedumbre abigarrada, entre la cual se podía encontrar de todo: patriotas izquierdistas o ultra-derechistas, un montón de estalinistas del PAME, grupúsculos trotskistas, mucha gente de mediana edad que no formaba parte de ningún bloque en particular, grupos de ultras de equipos de fútbol, varios sindicatos, asambleas populares, muchxs migrantes, jóvenes insurgentes y grupos anarquistas de acción directa dispersos en varias partes de la plaza. Los maderos nos arrojaban gases lacrimógenos a saco, como si fuéramos cucarachas. La gente permanecía frente al Parlamento gritando “Maderos, ¡cerdos, asesinos!”, pero la mayoría de ellxs no parecía tener demasiadas ganas de atacar los antidisturbios e invadir el burdel de la democracia.

Las calles ardientes del centro de Atenas

Después de las 19.00, en el cruce de la calle Panepistimiou y Voucourestiou, se había levantado una gran barricada. Todo el suelo estaba lleno de trozos de la batalla que había tenido lugar poco antes, mientras que las tiendas en ambos lados de la calle tenían las fachadas destrozadas o semidestruidas. Muchxs manifestantes se dirigían hacia Syntagma y otrxs hacia el barrio de Kolonaki mientras que varixs permanecían detrás de la barricada mirando hacía los Propileos, unos 200 metros más abajo, en la misma calle, donde unxs 500-600 anarquistas, autónomxs, jóvenes insurgentes y proletarixs luchaban con ferocidad contra los escuadrones de los antidisturbios que bloqueaban el acceso a Syntagma. Las explosiones de los molotov reforzados con dinamita y los estallidos de las granadas de choque se escuchaban por todos lados. Las calles estaban repletas de trozos de mármol y blanqueadas por los lacrimógenos. Poco a poco, la info circulaba de boca en boca: se registran extensos enfrentamientos, incendios y saqueos en todas las calles del centro, desde Syntagma hasta Omonia, y desde la calle Solonos hasta Monastiraki. Con todo, tener una imagen completa del motín a esas alturas era algo imposible.

La okupada Facultad de Derecho y la juventud salvaje metropolitana

“Llamamiento urgente: Se necesita más gente para mantener la calle Akadimias libre de policía y garantizar la vuelta segura de lxs que están luchando en los Propileos”. Esta fue una de los mensajes que se transmitía a través de los megáfonos de la okupada Facultad de Derecho la tarde del domingo. Los antidisturbios atacaban continuamente a lxs insurrectxs que permanecían en la calle Akadimias y después de media hora consiguieron hacerles retroceder hasta las afueras de la okupada facultad. Por más de 2 horas los cerdos tiraban gases lacrimógenos, granadas de choque, balas de goma y piedras en contra nos, que defendíamos con todo medio posible el edificio okupado. Unxs 200 enrabiadxs, hijxs de la juventud salvaje que levanta su cabeza encapuchada desafiando de verdad la autoridad de los maderos; es la misma gente que suele condenarse como “minoría violenta” por lxs reformistas y varios tipos de reaccionarixs. Esta “minoría”, que mete fuego en las fundaciones de la civilización capitalista, mantuvo abierto el más importante centro de lucha, durante los momentos más críticos de la jornada, ofreciendo refugio a lxs manifestantes perseguidxs. Entre la gente que pasaba por la calle, hubo varios manifestantes ancianos llevando máscaras antigás, que incitaban a lxs jóvenes a levantarse y luchar. A pesar de la feroz represión, se hizo más que evidente que lxs manifestantes se negaban a dejar las calles, mientras que a muchxs de nosotrxs nos fue dada la impresión de que hubo una aceptación rutinaria de lo que se desarrollaba frente a la mirada de la gente: alarmas que sonaban, propiedades destruidas, tiendas saqueadas, choques furiosos, edificios envueltos en llamas… La okupación de la Facultad de Derecho terminó finalmente la madrugada del lunes, 13 de febrero, a pesar de su último comunicado que explicaba la voluntad de lxs okupas a continuarla. No obstante, la okupada Facultad de Derecho, con todos sus aventajes y desventajas, fue durante estos días (9-13 de febrero) un bastión del levantamiento del 12 de febrero y parte integral de la lucha callejera.

El día después y la necesidad de extender la revuelta a nivel mundial

La mañana del lunes, 13 de febrero, y después de muchas horas de esfuerzo, los bomberos consiguieron apagar, finalmente, las llamas de libertad. En total 77 manifestantes fueron arrestadxs en Atenas, y más de 50 sufrieron lesiones por las cargas policiales, y fueron hospitalizadxs. La tarde de lunes, unxs 150 solidarixs se concentraron en los tribunales de Evelpidon para demostrar su apoyo a lxs arrestadxs y exigir su liberación, mientras que los arrestados del primer día de la huelga general, 10 de febrero, fueron puestos en libertad bajo fianza. La situación actual en Atenas parece haber vuelto a una normalidad extremadamente frágil, una vez que el pueblo ha alcanzado sus límites de tolerancia. El régimen capitalista en Grecia, más también en el resto de Europa y alrededor del mundo, sabe que las llamas que se levantaron en las calles griegas el 12 de febrero, pueden encender la mecha en otras tierras también. Tenemos la obligación de hacer realidad esta pesadilla del Poder, porque si no se extiende la revuelta más allá de las fronteras estatales, no va a darnos la victoria.

En momentos como estos, donde la Historia se devuelve a las manos de aquellxs que la han escrito con su sudor y su sangre, la solidaridad internacional y reciproca es más importante que nunca. Solidarizarse con la lucha en Grecia, significa meter fuego en las infraestructuras del Estado y el Capital, que quedan a dos pasos de tu casa.

A extender la revuelta!

Solidaridad internacional y explosiva entre todxs lxs oprimidxs!

Muerte a los Estados y el Capital!

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