Habría que saber cuánto lobby hubo detrás de este nuevo tributo a Bob Dylan para comprender por qué es tan largo y aparece tanto invitado. O quizás la idea era abarcar tanto público como fuese posible para llevar la música de Dylan a oídos lejanos y acercarlos a la causa que inspiró esta colección (los 50 años de Amnistía Internacional).
El asunto es que un álbum cuádruple es demasiado. Un desfile que se prolonga más de lo recomendable, pero que logra sostenerse gracias a la no despreciable cantidad de grandes versiones que aquí se contienen.
Muchos de estos nombres no tienen nada que ver ni con el rock ni mucho menos con la herencia de Dylan, y es un factor con el que se quedarán los más militantes, pero que no afecta el resultado final en absoluto. “Chimes of Freedom” es un buen tributo que sí se hace interminable pero que con un buen filtro puede quedar un interesante compilado.
Entre los que tienen más credenciales, Patti Smith, Sting, Joan Baez, Joe Perry, Taj Mahal y Eric Burdon hacen muy buenos trabajos. Y Jeff Beck, acompañado de Seal, también la rompe con una impecable ‘Like a Rolling Stone’. Sin embargo, las mejores interpretaciones no las ponen ellos.
Ziggy Marley se roba la película con quizás la mejor versión que alguna vez se hizo de ‘Blowin’ in the Wind’. Y The Gaslight Anthem la rompe en ‘Changing of the Guards’; y pegadita va otra que no puede ser bypasseada: Silversun Pickups con una excelente toma de ‘Not Dark Yet’.
Queens of the Stone Age sorprende con su agilidad al montarse en ‘Outlaw Blues’. Fistful of Mercy llena de color ‘Buckets of Rain’, y vaya atrevimiento de Bad Religion para subirle el pulso a ‘It’s All Over Now Baby Blue’ (extraña pero efectiva propuesta). Y Rise Against, al comienzo de un recorrido que dura más de 5 horas, también lo hace bien con ‘Ballad of Hollis Brown’, aunque estas dos últimas califican entre lo más arriesgado de “Chimes of Freedom”, en especial por lo fuera de contexto que podrían parecer en medio de decenas de versiones cargadas al formato acústico.
Lo más saludable de esta extensísima entrega es que son muchos los que se atreven a darle una vuelta de tuerca al Dylan más minimalista, y eso se agradece. No tiene mucha gracia la reproducción literal (por más que la ‘One More Cup of Coffee’ de Steve Earle sea una gran versión, es casi un calco de la original), y queda de manifiesto con el papelón de Lenny Kravitz subiéndose a un carrusel que no le pertenece en ‘Rainy Women Day #12 & 35’. Está también el caso de Elvis Costello, que se encamina bien pero luego pareciera que se enamora de su propia versión y uno sólo quiere que termine lo antes posible.
En fin. Hay de todo, pero mayoritariamente bueno. Mejor aún, salvo ‘Blowin’ in the Wind’ y ‘Like a Rolling Stone’, los mejores tracks no son clásicos tan familiars del catálogo dylanesco, así es que se aplaude la iniciativa de mostrar al mundo al amplitud y riqueza del catálogo del norteamericano. Para escuchar por partes, pero aun así necesario.
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