lunes, 21 de mayo de 2012

BORN VILLAIN


“Un tipo que nace villano, no puede morir aburguesado, amansado y domesticado”. Esa fue la premisa existencial que Brian Warner se planteó a la hora de componer este disco. Por ello, dejó su mansión en las colinas de Hollywood y se fue a vivir a una pocilga de departamento ubicado sobre una botillería en un barrio pobre y peligroso de Los Ángeles, para tratar de recuperar ese filo antisistémico, provocador, vulgar y genital que siempre estuvo presente en sus obras y que tanto se extrañó en “The High End Of Low”, (por lejos lo más bajo y poco inspirado de su discografía). A la luz de los resultados, parece que fue atinada la movida de re-conectarse con la vida real.

Lo anterior no da para destapar champaña ni lanzar fuegos artificiales, pero “Born Villian” sin duda es buen paso para retomar la senda correcta, o al menos la que le gusta a sus fans. Con propiedad se puede afirmar que la nueva placa es un gran espejo donde se reflejan todas las etapas anteriores de la banda: hay un poco de todo, por ejemplo hay algo de la agresividad sónica de Antichrist, algo del glam/pop de Mechanical y también un poco de la oscuridad gótica de Holy Wood, lo que le da dinamismo y variedad al disco, pero al mismo tiempo lo deja en una especie de tierra de nadie, donde cada dos o tres canciones pareciera que empezamos a escuchar un nuevo álbum. En ese contexto, las canciones funcionan de manera individual, no como una unidad sonora o conceptual y la tentación de apretar “Skip” aparece más de una vez. A pesar de todo, en la suma/resta final el disco se sustenta con cierta autoridad.

Y en esta oportunidad, a la dupla compositiva de Marilyn Manson y Twiggy Ramírez se suma con buenos resultados Chris Vrenna, el tecladista/baterista que tuvo una larga estadía en Nine Inch Nails, que además participa como co-productor del disco y que reemplazará a Ginger Fish en los shows en vivo. Otra novedad del disco podría ser la presencia de ‘You’re So Vain’ un logrado cover de Carly Simon con la participación del actor Johnny Deep en guitarra (quien en su tiempo libre se las da de rockero y más de una vez se ha subido ha tocar con la banda). Y otro de los amigos actores de Manson, el joven Shia LeBouf dirige un short film basado en el tema título. Todas estas colaboraciones le dan un plus mediático al disco, pero lo que más importan son las canciones en sí. En ese sentido, el inicio con ‘Hey Cruel World’ es de lo más prometedor, sólido, incisivo y líricamente provocador de la placa, haciendo una gran dupla con la siguiente y adrenalínica ‘No reflection’, el Manson clásico de toda la vida, acertadamente elegida como primer single del disco.

‘Pistol Whipped’ es otra de las destacadas del disco, con una fórmula más electrónica, en la onda de NIN pero con un groove contagioso. En cambio, ‘Overneath the Path of Misery’ suena al Ministry más agresivo. ‘Slo-mo-tion’ tiene un ritmo cadencioso cortesía del excelente bajo de Twiggy Ramirez y una muy buena batería de Chris Vrenna que junto con la viciosa y pegajosa ‘The Gardener’ hacen una muy buena isla dentro del disco, donde Vrenna y Ramirez brillan a  gran altura en la base rítmica. Por el contrario, ‘Children of Cain’ representa casi un momento solista estelar, con esa magnífica forma de modular sus voces que tiene MM, mientras que en la brutal ‘Murderers are Getting Prettier Every Day’ encontramos las influencias death metal que Manson comentó que había adquirido en la gira conjunta que realizó con Slayer. Sin duda lo más agresivo, sónicamente hablando, de todo el disco, lo que contrasta con la minimalista y desnuda balada ‘Breaking the Same Old Ground’, de estructura muy clásica también.

Como decía, los temas de forma individual funcionan muy bien, pero metidos en la secuencia lineal de un disco se hacen algo espesos, con muchas ideas distintas metidas dentro de la juguera y con varias de las canciones con intros muy largas que conspiran con la falta de ritmo de la que adolece el álbum, como si fuera una montaña rusa con subidas y bajadas todo el rato. Quizás eso era exactamente lo que buscaba Manson, pero mas allá del psicoanálisis de Brian Warner y su alter ego, lo importante es que la música vuelve a fluir con intensidad, y este disco puede ser el trampolín a una próxima obra mayor, del calibre de las que parió en el segundo lustro de los noventas. Lejos de cerrarle la cuenta, con “Born Villian” MM renueva sus créditos. Una vez más.




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