Pues bien: para el disco 2012, Matthews y los suyos se reencuentran con sus resonancias originales. Y lo hacen con un viejo conocido, el productor Steve Lillywhite, con quien habían trabajado por última vez en el año 2000, después de producir los notables primeros tres discos de la agrupación.
Para los fans más fieles de la banda, el giro se agradece. Con un equilibrio mayor en su composición y producción, “Away From The World” remite a lo esencial del conjunto: emoción sin sensiblería, calidad sin autocomplacencia, elegancia sin ostentación.
Se intuye que el grupo aún está haciendo el luto tras la muerte en 2008 de su saxofonista histórico, el gran LeRoi Moore. Y es que el disco está atravesado de principio a fin por un aire melancólico que gobierna la mayor parte de los temas. Pero ojo: no se trata de tristeza o depresión. Acá se juega con tempos mucho más reposados y maduros, con un Dave Matthews dando lo mejor de sí en la composición y la vocalización. Cada uno de los once cortes está impregnado de líricas de moderado pesimismo, que da lugar a la esperanza.
Porque si hay un terreno donde él se mueve a la perfección es en el de la emoción. Con un registro vocal muy bien conservado y adecuado plenamente a sus intenciones estéticas, Matthews concentra la atención pista a pista.
En perfecto equilibrio, el resto del grupo eleva la apuesta con su habitual solvencia. Más que un mero conjunto, a ratos son una verdadera orquesta o Big Band que aplasta con el poder de su música. El resultado destila y resume lo mejor de la rica música popular norteamericana. Es difícil destacar a un músico sobre el resto, si bien es siempre impecable la faena del violinista Boyd Tinsley, además del tremendo trabajo de Rashawn Ross, en trompeta y Jeff Coffin en saxo.
“Away From The World” es un disco que se escucha bien en conjunto y también parte a parte. Insistimos en que hay que estar preparado para una propuesta más bien calmada, donde los midtempos dominan, si bien hay unos cuantos momentos en los cuales la banda, a través de unos inflamados “crescendos”, acelera el pulso y mueve al auditor.
Destacamos algunos temas. ‘Belly Belly Nice’ resalta como uno de los cortes más energéticos, con una letra enfocada en el amor que triunfa sobre las desgracias. Y de pasada, se da espacio para citar en un par de versos el tema ‘Thomstone Blues’ de Bob Dylan.
Con un interesante arranque en tresillos (primero en guitarra y luego en bronces), ‘Gaucho’ ofrece una inflamada lírica que llama a creer y abrir los ojos ante las posibilidades de la vida. Hacia el final de la canción, un coro de niños multiplica el poder de los versos, mientras el saxo y la trompeta remarcan la épica implícita.
Quizás los momentos más íntimos se alcanzan con dos temas. Primero, la entrañable ‘Sweet’, donde una larga introducción de Dave Matthews en voz y ukelele lo muestra exponiendo su fragilidad. Luego, el tema se enlaza con el siguiente, ‘The Riff’, donde el grupo alcanza una cumbre de sutileza seguido de una brillante explosión de rock en su más pura expresión. Un verso de este último corte da nombre al disco.
‘Rooftop’ vuelve a acelerar un poco el pulso de un disco más bien calmado, con la banda poniendo en funcionamiento todo su peso específico. Es un tema que pide ser escuchado en vivo.
Cuatro de las canciones del disco ya habían sido presentadas en distintas presentaciones del conjunto, ‘Mercy’, ‘Gaucho’, ‘Sweet’ y ‘If Only’, y en la versión DeLuxe de la placa éstos vienen como bonus en vivo.
En definitiva, “Away From The World” nos muestra a una Dave Matthews Band de regreso a sus raíces y manteniendo la calidad habitual. Es, sin dudas, un disco de renacimiento y redención, de luz al final del túnel. La fanaticada de siempre debiera agradecer esta nueva entrega, y esperar que una nueva visita a nuestro país permita comprobar otra vez en escena la estatura de este grupo, un imprescindible del buen rock.
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