En cada marcha que es convocada por la CONFECH, se suele ser-movilizado como borrego de un lugar a otro. Como borregos en tanto nos vinculamos con el mundo de las mercancías sin un ápice de sentido critico, de “pensar”…sabemos que existen núcleos de proletarios que asisten a ellas con otras intenciones y para darles otro contenido. Ese es el punto. He ahí lo de borrego, lo de ser-movilizado, nuestra critica que no es el carácter socialdemócrata, ciudadanista, reformista, etc; sino mas bien es una critica a la ideología que predomina en el movimiento estudiantil.
En cada marcha que asistimos encontramos el desborde de ideología. ¿Debemos dejar de hacer marchas? Hablamos de quienes le dan el contenido a esa marcha (con esto nos referimos a una práctica que se ha desarrollado dentro de este, en un contexto determinado y que ha derivado en ciertas formas de hacer las cosas). Usualmente este contenido lo da el estado, la marcha es colocada sutilmente ahí, donde debe estar, para ser cumplida sin salirse de ciertos parámetros ni antes ni después. Bajar el moño es el primer paso para que los que buscan hacer sus carreras políticas terminen sentados discutiendo en alguna mesa. Reafirmamos la solución que el enemigo nos propone, donde la misma marcha se transforma en un ritual para ir hacia la política.
Hablamos de una de las tantas contradicciones del movimiento estudiantil, en tanto expresión de las contradicciones del capital…en el movimiento se dan prácticas históricas que desembocan en una ideología que podríamos llamar “política” (una de las tantas que podríamos encontrar) pero que también expresa prácticas que como acción devienen siempre crítico. Cuando impera la ideología de la política, las orgánicas luchan por captar seguidores mientras que el Estado refuerza la naturalización del orden de lo posible. El como esa ideología ha invadido los movimientos es ya una tarea histórica donde todo órgano político (en el sentido que aquí le damos y que por tanto actúa dentro de dichos parámetros) ha cooperado en aquello y quienes no participan de ninguno de estas orgánicas también en tanto realizan practicas que son apropiadas en su sentido por el enemigo.
Cuando nos llaman a “solucionar políticamente esto” nos están diciendo que nos sometamos al régimen de orden y posibilidad que constituye la política y especialmente su esencia en armonizar e invisibilizar los fundamentos que provocan los conflictos.
Es el jueguito político al cual quieren llevar la lucha estudiantil, es básicamente llevarlo al orden de lo posible. Lo “posible” acorde a los limites que la reproducción del capital determina.En dicho campo ya se han forjado burocracias, federaciones, etc. Todas ellas simplemente recogen al proletario que estudia desbordando ideología y lo potencia con sus "soluciones". Se conforma un terreno que es verdadera fabricación de la realidad: una cotidianeidad del estudiante donde la pasividad es sinónimo de actuar en tanto se obedece a los llamados "desde arriba"...donde la extensión de la política ejercida por las "organizaciones que nos representan" son el modo en que nosotros extendemos la cotidianeidad para que el capital, en tanto intentamos adecuarnos a lo que desde arriba se diga, nos sigue exprimiendo energías para validarse en las muestras de “política” que dan los proletarios que estudian (“Esta es la democracia, donde cada cual puede protestar…pero el que me quite mi poder o webee se va de palos”); las organizaciones que agrupan el descontento ideológico son un obstáculo, no problema. Es necesario romper con ellas para recién empezar a realizar una critica a la ideología.
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