Si hay una característica del sonido de Soundgarden es la oscuridad y en “King Animal” aparece por todos lados, mostrando, además, grandiosos pasajes vocales de Chris Cornell, una guitarra inspiradora de Kim Thayil y la base que suena 10 puntos, como siempre en las manos de Ben Shepherd y Matt Cameron.
‘Been Away Too Long’, fue la primera muestra de este regreso discográfico. Y si bien suma buenos riffs y una energética performance, se torna un poco obvia como primer avance, aunque es innegable que deja con las pilas cargadas para seguir escuchando el disco. Mientras, 'Non-State Actor' es un corte lleno de groove donde destaca la guitarra de Kim, no tanto por potencia sino que por onda y feeling. El tipo mantiene las condiciones intactas y se luce a lo largo de todo el largaduración.
'By Crooked Steps' debe ser uno de los mejores temas de la placa con un ritmo punzante y machacante que nos retrotrae, en cierta medida, a la década de gloria de la banda. En 'A Thousand Days Before' el cuarteto saca el pie del acelerador, pero nos recuerda que también son maestros para hacer buenos coros, junto a un sonido que raya en lo místico y una guitarra Soundgarden por donde se le mire.
'Blood on the Valley Floor' tiene un tinte muy stoner y esa cadencia característica del estilo; es un track más oscuro y las vocalizaciones de Cornell aportan aún más a ello. Excelente corte que, sin problemas, podría aparecer en algún listado de sus mejores canciones. Por su parte, y en una vereda completamente opuesta, 'Bones of Birds' se pasea por los tonos más baladescos cargando el tema de emoción y explosiones controladas, que aportan con la dinámica necesaria para situarnos en los mejores pasajes de "Superunknown". Dentro de lo mejor del disco.
'Taree' agrega minutos en clave mid tempo, una especialidad que Soundgarden sabe aprovechar. Por su parte, 'Atrittion' y su ritmo vertiginoso puede ser uno de los puntos flojos de la placa, aunque no alcanza a opacar el resultado final. También hay momentos más reposados y es aquí donde tenemos dos polos opuestos: el comienzo acústico de ‘Black Saturday’ crece en intensidad hasta explotar en otro de los buenos tracks de esta placa, y ‘Halfway There’, debe ser otro de los momentos flacos del disco; tal vez, el corte que más se parece a algo de Cornell en solitario.
‘Worse Dreams’ retoma el rumbo y aquí escuchamos un poco de todo: Un bajo presente, buenos riffs de guitarra, una batería que matiza en todo momento y una voz que es capaz de echarse la canción al hombro para sacarla adelante. Por su parte, en ‘Eyelid’s Mouth’ el coro se lleva todos los aplausos y rescata un canción un tanto plana, mientras que ‘Rowing’ muestra toques de experimentación con bases de batería y un ritmo parejo. Algo no muy tradicional si miramos el pasado del grupo, y quizás haya que darle un par de pasadas para asimilarlo por completo.
Más que una grata sorpresa, es un gran alivio para los millones de seguidores de Soundgarden en todo el mundo. El riesgo de volver con un nuevo disco después de tantos años es grande. Si lo haces mal, el porrazo puede ser fuerte, pero en este caso el cuarteto no sólo sale airoso sino que se despacha un excelente álbum que se inserta de gran forma en su exitosa discografía. Nadie podrá mirar hacia abajo a “King Animal”, que sale tremendamente bien parado de cara a una historia plagada de clásicos y buenas canciones.
Por Rodrigo Carvajal U.
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