"El tiempo muy rápido avanzaba
y sentía como la mitad de mi vida
lentamente se terminaba,
la melancolía poco a poco me invadía
y transitoriamente el alma se me apagaba.
La angustia otra vez me perseguía
cuando veía al barrio fumando porquerías,
y la neblina del infierno
me llevaba a las cenizas de su mundo
para que me quemara
aunque yo ya no quisiera.
Mi rabia se incrementó
cuando solía ver a los chicos de la esquina
fumando aquellas sustancias,
hablando de cuchillos, fierros, pistolas, y balas;
no podía creer en lo que se habían convertido.
La esencia de mis días se habían perdido,
ya no quería continuar hundiéndome
con esas malditas tonterías,
hasta que un día
el diablo a su mundo me llevaría
y en las tinieblas me ahogaría.
Es por eso que a ese mundo ya no volvería,
y como en la película
iría caminando a esa vieja alegría,
caminando hacia la felicidad...
¡mi felicidad!, ¡mi felicidad!"
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