domingo, 24 de marzo de 2013

OLD SOCK

A estas alturas Eric Clapton no tiene que demostrarle nada a nadie. Con 67 años de edad publica su vigésimo disco, este bajo el alero de su propio sello, Bushbranch records. En este trabajo no parece preocuparle el sacar el single de moda o atraer nuevos fans, sino más bien hace lo que un tipo con su experiencia debe hacer: no ponerse límites y tocar lo que realmente se le plazca. Probablemente la creación de un sello ayuda bastante en ese proceso creativo, liberándolo de estructuras comerciales y estrategias de marketing que están muy ligadas a las multinacionales, cosa que este disco no calza para nada.

Solo dos de las doce canciones son originales y el resto son co-escritas con su amigo y segundo guitarrista Doyle Bramhall II, Justin Stanley y Simon Climie, colaborador habitual y coproductor de muchos de sus últimos trabajos, "Me and Mr. Johnson" (2004), "Reptile" (2001) y "Pilgrim" (1998). Como es costumbre, Clapton invita a un docena de viejos conocidos a sus trabajos, en esta oportunidad no pierde el tiempo y aparte de tocar con su banda clásica de los noventa (Steve Gadd, Willie Weeks, Chris Stainton), tiene la colaboración de JJ Cale, Chaka Khan, Steve Winwood y Paul McCartney, aportando calidad y robustez a un disco que está muy bien logrado.

El álbum es un repaso de los gustos personales del artista, como la clásica de Taj Mahal ‘Further on Down The Road’, convertida en un completo reggae, muy similar a versión del disco “Maestro” del guitarrista afroamericano. El corte da luces de la intención de innovar sobre sus trabajos anteriores, sobre todo con Clapton del 2010 que tenía una fuerte inclinación al jazz y baladas FM. A pesar de tener grandes invitados, el Mano Lenta no hace alardes sobre sus participaciones, es más, la carátula del disco es más bien sencilla, con una foto “de vacaciones” la cual fue obtenida del propio celular del artista.

Un amigo de ruta, con quien grabó un disco el año 2005, es JJ Cale, que aporta en los coros con la hermosa ‘Angel’, que da paso a una íntima ‘The Folks Who Live On The Hill’, un meloso jazzy con un muy buen trabajo de Steve Gadd en plumillas y el mismo Clapton en guitarra acústica. Entre medio de tanta nostalgia, aparecen dos originales, ‘Every Little Thing’ y ‘Gotta Get Over’ donde hace reposar su guitarra con el buen movimiento de Doyle Bramhall en el apoyo. La voz de Clapton es cálida y rasposa, sin exagerar como en “From The Cradle”.

El alegre reggae vuelve con ‘Til Your Well Runs Dry’, original de Peter Tosh, dejando en claro que ‘I Shot the Sheriff’ no fue una mera casualidad. Dos de los artistas británicos más importantes de la historia, Clapton y McCartney, se unen en ‘All of Me’ una sencilla canción con aires bluseros que nos hace pensar lo grande que podría ser un disco de Clapton si derechamente fuese de duetos.

Lo primero que suena en el siguiente cover, es el Hammond B3 de Steve Winwood, en quizás una de las mejores versiones que tenga este trabajo, ‘Still Got The Blues’, del desaparecido Gary Moore. Una adaptación que merece todos los créditos de canción de culto, que mezcla todos los elementos para dejar boquiabierto a cualquier fan del irlandés, pues tiene un sentido exquisita de la estética musical combinando guitarras eléctricas con acústicas en medio de instrumentos de cuerda que nos hacen pasear por el paraíso, es sin duda, el homenaje que se le debía a Moore.

Una del repertorio tradicional del folk americano es ‘Goodnight Irene’ o también conocida como ‘Irene, Goodnight’. Su primera grabación data de 1933 por el legendario Leadbelly, pero se estima que fue escrita en 1908 y no se está muy claro de su origen. Teniendo ese antecedente es que Clapton la reversiona más rural que nunca, con banjos, guitarra dobro slide y un montón de elementos sureños que solo engloban la teoría que este disco no es para agradar a sus fans, sino una muestra del soundtrack que ha acompañado al británico durante su vida.

Un disco lleno de lujos, si bien no es lo que esperaríamos uno de los personajes más importantes del rock blues actual, es un trabajo que satisface por la calidad del material y la elección de las canciones. En la variedad está el gusto y es ese uno de los grandes negocios del Slowhand, que ha sabido reencantar a su público con diferentes estilos y esta no es la excepción, manteniéndolo activo y vigente, algo que con más de cincuenta años de trayectoria es todo un logro.


Por Claudio Ibarra.


Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí:
http://uploaded.net/file/1p207tcb

No hay comentarios: