COMEDOWN MACHINE

Hay que aceptarlo de una vez por todas. The Strokes ya no es la misma banda que escuchabas hace doce años. No quieren sonar a una copia de ellos mismos. No quieren gatillar un nuevo movimiento. Dar vuelta la página y seguir adelante es la idea y en “Comedown Machine” hay varios ejemplos que demuestran eso.

“Angles” (2011) fue un trabajo disparejo. Un ir y venir de ideas acumuladas durante cinco años que, en su mayoría, sonaban como temas demasiado flojos como para que hubiera valido la pena esperar tanto tiempo por ellos. Una vez más junto el productor Gus Oberg, ahora el célebre quinteto no dejó pasar tanto tiempo y construyó un disco que se mueve por el pop bailable con sabor a década de los ochenta (algo que ya venían explorando), guitarras limpias y otras de riffs más duros y complejos…con algunas sorpresas en el camino.

En ‘Tap Out’, el trabajo vocal de Julian Casablancas es notable. Registro altos sobre una melodía bailable, propuesta que se repite en ‘Welcome to Japan’. Lo mismo en la infame ‘One Way Trigger’. Dejando de lado esa comparación asquerosa con Maná que se esparció como una peste, aquí el vocalista se escucha completamente libre. También se percibe así en la más suave ‘Slow Animal’, donde la interpretación de la banda muestra lo mejor de sus capacidades.

Temas más viscerales como ‘All the Time’ (Nick Valensi destaca), ‘Partners in Crime’ y la distorsionada ‘50/50’, pueden calmar las ansias de los que esperan un sonido más clásico Strokes. No al nivel de ‘Heart in a Cage’, pero se acercan. Sin embargo, al final, eso queda de lado ante otros como ‘Call it Fate, Call it Karma’, una suave pieza que  coquetea con el jazz. Sin duda, la sorpresa más grande del álbum. Aquí sí hay evolución.

Los discos de The Strokes están sonando como de esos que no se digieren bien en un comienzo. A “Comedown Machine” hay que darle tiempo. La banda está en un período de exploración, decidiendo qué es lo que les acomoda más: seguir experimentando o volver a entregarnos canciones que podrían haber salido del adorado “Is This It” (2001). Cumplir con lo que se espera de ellos, por ahora, no está en su agenda.


Por Jaime Meneses J.


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