Hay bandas que lanzan un gran primer disco, ganan una explosiva popularidad, pero finalmente se quedan sólo en eso... Ghost debía demostrar lo contrario. Esa presión, sumada a las expectativas de los miles de fanáticos que han congregado en tan poco tiempo (y
también detractores), hacían que el lanzamiento de “Infestissumam” -el
segundo esfuerzo de los misteriosos suecos- tuviera a prácticamente toda
la escena metalera con los ojos puestos sobre ellos.
Y cómo no, si el
debut de Papa Emeritus y los suyos fue tan desconcertante, que dejó a la
mitad del mundo boquiabierto con un álbum que resucitaba los mejores
momentos del origen del Metal, con una estética tan pretenciosa como
atractiva y con canciones que -bajo su simpleza instrumental- guardaban
líricas de un satanismo al filo de la caricatura. Esa fusión de
elementos llamó tanto la atención, que las críticas (de todo tipo)
aumentaron aún más la popularidad de Ghost (pese a los problemas
legales, los mismos miembros han asegurado que jamás serán “Ghost
B.C.”), llevándolos al estatus del nuevo fenómeno del momento.
La nueva placa de Ghost comienza con una explícita oración al anticristo, intro que da título a “Infestissumam”, de toques progresivos, intensos y que evocan el lado más épico de los suecos. Impacto perfecto para un quiebre musical con ‘Per Aspera Ad Inferi’, que si bien mantiene esa base Stoner del primer álbum, agrega nuevos elementos dados por la producción de Nick Raskulinecz, ganador del Grammy y quien ha trabajado con bandas de renombre como Rush, Foo Fighters, Q.O.T.S.A. o Alice In Chains; claramente la apuesta era en grande. El coro, en tanto, se empina como uno de esos fraseos que van en búsqueda de un gran estadio, donde todos puedan entonarlo en su versión en vivo. Espectacular comienzo.
Por su parte, ‘Secular Haze’ (que ya habíamos podido escuchar con antelación como single de la placa) muestra un toque distinto, casi circense, que a mí parece debilita un tanto la propuesta musical de Ghost. Sin embargo, y con el correr de los minutos, nos encontramos con una sección intermedia derechamente progresiva, atmosférica, que la afirma con ejecuciones de guitarra que tienden al resurgimiento de la música de los 70’. Por su parte, ‘Jigolo Har Megiddo’ evoca al Rock más moderno, de riffs cortos, pero que también se amigan con esos hits de Asia, Yes o Genesis en su etapa más melódica; no obstante, me parece uno de los temas más discretos del álbum.
Totalmente inesperado resulta el comienzo de ‘Ghuleh - Zombie Queen’, que con apenas un teclado sonando en un mar de silencio hace que la voz de Papa Emeritus resalte con un color distinto, invitando nuevamente al teclado que esta vez viene en clave atmosférica. La instrumentación es elegante y la batería de lo más parca, pero, y apenas pasados algunos minutos, el track gana energía y se acerca al Pop setentero, casi Groovie. El coro, otra vez de estadio, repetitivo, hipnótico y persistente en el tiempo. Uno de los mejores del álbum.
‘Year Zero’ costa de una de las mejores intros del disco, con unos fraseos que se fusionan con la base simple y consecuente voz de Papa Emeritus. Tema de riffs arrastrados, batería constante y un coro tan intenso como emotivo. Gran final, gran canción que continúa con una ‘Body And Blood’, de riffs cortos y línea vocal aletargada, aunque pudo haber sido mejor construida. Algo similar nos encontramos con ‘Idolatrine’, de indudable influencia The Beatles, pero que tampoco logra erizar la piel como sus antecesoras.
Bastante más rockera es ‘Depth Of Satan's Eyes’, intento plausible, pero no intenso; bastante distinto al gran final con ‘Monstrance Clock’, que desde el primer segundo resulta misteriosa, tétrica y con una base tan simple que atrae. “Come together, together as a one. Come together for Lucifer's son”, un final de lujo para una placa bastante distinta a su predecesora, lo que da nuevamente esa dicotomía de sentimientos.
Si bien “Infestissumam” puede resultarte mejor o peor que el primer disco (eso es cosa de gustos), es indudable que este disco tiene mejor producción y se distancia levemente del primer LP en su sonido, efectuando un giro hacia el Pop y Progresivo setentero. La estética se mantiene igual que en sus orígenes y no me cabe duda que con esta placa Ghost se confirma como más que una simple moda. Te guste o no, Ghost tiene cuerda para rato.
Por Rodrigo Bravo Bustos.
Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=UWAO8IAaUMA
La nueva placa de Ghost comienza con una explícita oración al anticristo, intro que da título a “Infestissumam”, de toques progresivos, intensos y que evocan el lado más épico de los suecos. Impacto perfecto para un quiebre musical con ‘Per Aspera Ad Inferi’, que si bien mantiene esa base Stoner del primer álbum, agrega nuevos elementos dados por la producción de Nick Raskulinecz, ganador del Grammy y quien ha trabajado con bandas de renombre como Rush, Foo Fighters, Q.O.T.S.A. o Alice In Chains; claramente la apuesta era en grande. El coro, en tanto, se empina como uno de esos fraseos que van en búsqueda de un gran estadio, donde todos puedan entonarlo en su versión en vivo. Espectacular comienzo.
Por su parte, ‘Secular Haze’ (que ya habíamos podido escuchar con antelación como single de la placa) muestra un toque distinto, casi circense, que a mí parece debilita un tanto la propuesta musical de Ghost. Sin embargo, y con el correr de los minutos, nos encontramos con una sección intermedia derechamente progresiva, atmosférica, que la afirma con ejecuciones de guitarra que tienden al resurgimiento de la música de los 70’. Por su parte, ‘Jigolo Har Megiddo’ evoca al Rock más moderno, de riffs cortos, pero que también se amigan con esos hits de Asia, Yes o Genesis en su etapa más melódica; no obstante, me parece uno de los temas más discretos del álbum.
Totalmente inesperado resulta el comienzo de ‘Ghuleh - Zombie Queen’, que con apenas un teclado sonando en un mar de silencio hace que la voz de Papa Emeritus resalte con un color distinto, invitando nuevamente al teclado que esta vez viene en clave atmosférica. La instrumentación es elegante y la batería de lo más parca, pero, y apenas pasados algunos minutos, el track gana energía y se acerca al Pop setentero, casi Groovie. El coro, otra vez de estadio, repetitivo, hipnótico y persistente en el tiempo. Uno de los mejores del álbum.
‘Year Zero’ costa de una de las mejores intros del disco, con unos fraseos que se fusionan con la base simple y consecuente voz de Papa Emeritus. Tema de riffs arrastrados, batería constante y un coro tan intenso como emotivo. Gran final, gran canción que continúa con una ‘Body And Blood’, de riffs cortos y línea vocal aletargada, aunque pudo haber sido mejor construida. Algo similar nos encontramos con ‘Idolatrine’, de indudable influencia The Beatles, pero que tampoco logra erizar la piel como sus antecesoras.
Bastante más rockera es ‘Depth Of Satan's Eyes’, intento plausible, pero no intenso; bastante distinto al gran final con ‘Monstrance Clock’, que desde el primer segundo resulta misteriosa, tétrica y con una base tan simple que atrae. “Come together, together as a one. Come together for Lucifer's son”, un final de lujo para una placa bastante distinta a su predecesora, lo que da nuevamente esa dicotomía de sentimientos.
Si bien “Infestissumam” puede resultarte mejor o peor que el primer disco (eso es cosa de gustos), es indudable que este disco tiene mejor producción y se distancia levemente del primer LP en su sonido, efectuando un giro hacia el Pop y Progresivo setentero. La estética se mantiene igual que en sus orígenes y no me cabe duda que con esta placa Ghost se confirma como más que una simple moda. Te guste o no, Ghost tiene cuerda para rato.
Por Rodrigo Bravo Bustos.
Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí:
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