El trabajo es la actividad no libre, deshumanizada y explotada a causa de
la propiedad privada. Se trata de una actividad separada de los demás
aspectos de la vida que, al producir mercancías, nos separa y aleja de
nosotrxs mismxs como humanxs.
La sociedad capitalista es la sociedad del
trabajo. En ésta, no trabajas para vivir: vives para trabajar. Así, desde
que naces hasta que mueres, desde que te despiertas hasta que te duermes (y
hasta en los sueños y pesadillas), estás sometidx al trabajo por todos lados
. Pero ¿se puede llamar vida a esto? ¿Estás satisfechx o feliz con ella?
¡Seguro que No! Y aunque lo ocultes o te autoengañes, tú lo sabes, tú lo
sientes…
¿Por qué? Porque, en otras palabras, el trabajo es obligación, explotación,
opresión, alienación, sacrificio, sufrimiento, fatiga, agonía (tanta, que
hasta en los buses te duermes y en tu casa haces menos el amor). *El
trabajo es una
tortura.
Y ninguna tortura “dignifica” al ser humano. Al contrario: nos vuelve
cosas-mercancías que producen la riqueza y el poder de los ricos y
poderosos, a la vez que nos pone a competir entre nosotrxs mismxs y nos
hace individualistas. EL TRABAJO DESHUMANIZA. EL TRABAJO ENFERMA. EL
TRABAJO MATA (a la humanidad y a la naturaleza). En fin, el trabajo es
nuestra mortal esclavitud asalariada, administrada y vigilada por el
Estado-Capital.
Pero ¿por qué debemos trabajar y sobrevivir a cambio de un salario para no
morirnos de hambre? Porque estamos en una GUERRA DE CLASES, donde cada
acto que el capital hace y publicita en nombre del progreso o del bienestar
solo es posible a costa de explotarnos, someternos y hacernos aún más
miserables mediante el trabajo asalariado. Amenazándonos y
aterrorizándonos siempre con el desempleo (sobre todo en momentos de crisis
capitalista, como el actual), cuando la verdad es que si el trabajo fuese
abolido, también desaparecería el desempleo. Es decir, el trabajo -junto
con la propiedad privada- es la principal arma del capital para mantenernos
explotadxs, controladxs y anuladxs como clase revolucionaria, como
proletariado. Pero si la burguesía y su Estado -aquí en el ecuador,
representados por el gobierno de la contrarrevolución ciudadana del
ultracapitalista correa- nos dominan de tal modo, es porque en el fondo
nos tienen miedo. Sí: miedo a que lxs proletarixs les hagamos la guerra a
ellos.
Miedo a que nos asociemos para luchar autónomamente por nuestras
reivindicaciones de clase. Miedo a que nos reapropiemos de todo lo que
hemos producido y lo usemos para satisfacer nuestras necesidades humanas y
ya no las ganancias del capital. Miedo a que el proletariado ataque y
asalte de nuevo esta sociedad de clases. Miedo a que nos rebelemos contra
todo este orden de cosas y lo eliminemos por la fuerza. Miedo a que
neguemos y destruyamos lo que nos niega y nos destruye: miedo a que
dejemos de trabajar, a que dejemos de ser sus bestias-máquinas de hacer
riqueza a costa de nuestra miseria y, en lugar de eso, nos dediquemos a
vivir y a luchar para ser libres y felices de verdad… Precisamente por esa
fuerza vital revolucionaria que poseemos y que podemos ser, hermanx
proletarix, no se trata solamente de luchar por “mejores condiciones”
laborales y salariales (bajo el yugo del capital), sino de LUCHAR CONTRA
EL TRABAJO. Y a largo plazo, no se trata de “liberar al trabajo”,
sino de liberarnos
del trabajo para así vivir una vida que merezca ser vivida.
Pero en vez de todo eso (¡cuán dominadxs estamos, maldita sea!), tú haces
como si la guerra de clases no existiese y prefieres seguir siendo
explotadx y oprimidx en el trabajo como si fuese algo “normal” y hasta
“eterno”; prefieres seguir pasando y haciendo pasar amargas necesidades a
lxs tuyxs, porque “así es la vida” o porque “diosito así lo quiso”; y, peor
aún, prefieres seguir alimentando con tu miedo ilusiones burguesas (del
tipo “estudiar, trabajar y tener dinero para ser alguien en la vida”,
etc.), en lugar de romper tus cadenas de una vez. Entonces el problema no
es solo que te toque trabajar para sobrevivir porque no eres dueñx de
propiedades o negocios que te den dinero para adquirir lo necesario: *el
problema es que prefieres seguir siendo unx esclavx voluntarix antes que
asumirte y luchar como proletarix.
Proletario-a:
¡No permitas que el trabajo absorba tu existencia! ¡No dejes que tu
horario secuestre tu tiempo!
Quien controla el tiempo (y el espacio), controla la vida.
Por eso:
¡ARRÁNCALE TIEMPO A LA INHUMANA, ABSURDA Y ASESINA RUTINA DEL CAPITAL!
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