domingo, 23 de junio de 2013

BE

La tenía difícil Liam Gallagher. Tras sortear con relativo decoro las expectativas de crítica y fans con “Different Gear, Still Speeding”, él y su grupo Beady Eye entraban al 2013 con un desafío mayor. Para empezar, el listón creativo debía escalar de manera significativa, ya que la prensa probablemente no sería tan benevolente con el mancuniano. La idea era que “BE” no fuera destacado por la sola presencia del vocalista –aunque sea un dato inevitable-, y que las canciones tuvieran algo más que su plano debut.

En ese sentido, el LP cumple. Desde el arranque, a cargo de ‘Flick of the Finger’, se nota a una banda algo más segura de sus armas. Parte importante de esa actitud se la podemos adjudicar a la presencia de Dave Sitek en la consola de producción. El hombre de TV On the Radio sabe, e imprime sus conocimientos al incluír bronces en el track inaugural, o ese comienzo de batería en ‘Second Bite of the Apple’, o las largas partes instrumentales, que buscan y expelen texturas y búsquedas, como en el tramo final de ‘Soul Love’, o el ritmo casi tribal, cercano a los Rolling Stones, que se toma ‘Shine a Light’, buscando semejanza con la psicodelia.

Los orígenes e influencias de Beady Eye también dicen presente. ‘Face the Crowd’ parece una cruza de The Kinks con The Jam con esos rasgueos de guitarra. Por supuesto, la estela de Oasis no iba a estar ausente: la vitalidad de ‘Just Saying’ parece extraída de la época del “Definitely Maybe”, y la suavidad redentora que tienen las acústicas ‘Don’t Brohter Me’ y ‘Start Anew’, se asemejan mucho a ‘Let There Be Love’. La identidad no se pierde, pero sigue faltando ese elemento extra que le otorgaba su antigua banda –Noel, digámoslo sin tapujos-, y que Liam, junto a Gem Archer y Andy Bell siguen buscando con resultados infructuosos.

Porque es cierto que este álbum es mejor que su debut, pero las falencias siguen pesando mucho más que las fortalezas. Chris Sharrock en batería está impecable. Las guitarras muestran sincronía y química, pero se espera mucho más de alguien que hizo magia en sus inicios –Bell en Beady Eye no es ni la sombra del que brillaba en Ride-. Liam probablemente esté cantando mejor que nunca, pero hay cierta exuberancia que su hermano sabía sacarle al hacerle pronunciar ciertas palabras –“shine” es un buen ejemplo- que ha perdido, lo que lo convierte en un vocalista del montón.

No nos engañemos. La palabra “innovación” no fue inventada para los mancunianos, así que tampoco deberíamos esperar algo distinto de Beady Eye. Sin embargo, con este nuevo paso queda más patente que nunca que Liam Gallagher comanda un barco que de seguro no se hundirá, el entusiasmo es más fuerte, pero  tampoco parece dirigirse a un buen puerto. Por ahora, les alcanza, aunque eso no es mucho decir.



Por Jean Parraguez.


Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=4_m1VSsbawQ

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