viernes, 21 de junio de 2013

SOBRE LAS PROTESTAS EN BRASIL...

La distancia nos permite saber apenas algunas informaciones sobre las protestas en Brasil. Sabemos, claro esta, que se deben por alza de pasajes. Pero como en todo conflicto que nace de las contradicciones de la sociedad capitalista, esta porta el potencial de una critica expansiva hacia los demás sectores parcializados de la configuración de lo social en el capital. 

Como sabrán los loquillos que suelen entrar en esta pagina, no solemos tocar las problemáticas desde el punto de la “solución”. ¿Por qué? Básicamente porque no hay solución dentro del ordenamiento capitalista, este responderá siempre con aspectos procedimentales y administrativos cuando el problema se instala en la totalidad de la existencia arrojada a ser una mercancía, a la alienación y las relaciones cosificadas. Por eso nos parece interesante lo que se nos ha enviado, que si bien esta en relación con una situación similar ocurrida en Asunción, encontramos en dichas protestas gatilladas por algo concreto como es el alza de pasajes, la posibilidad de dirigirnos hacia los aspectos mas ocultos que implican el transporte. 

Es importante dar cuenta que la raíz es la misma y por tanto como hemos dicho en otras ocasiones lo que nos interesa son: los elementos que rodean el conflicto y que pasan piolita, pero son las condiciones que hacen posible el mismo. Y en la misma sintonía agregamos otro colgado que se relaciona con la problemática que tenemos en Chile en relación al Transantiago. Una cuestión idéntica nuevamente (otra evidencia mas que cada parcela del capital tiene una esencia idéntica que solo varia en la forma) y vinculada ya mas profundamente a la problemática del urbanismo del capital. Este ultimo ya lo habíamos subido hace caleeeeeeeeeeta pero como en el capitalismo las problemáticas son parte de su crisis constitutiva (que se manifiesta en diversos grados, que tiene diferentes métodos para contenerla y reemplazarla por una representación material de una cotidianeidad) nunca dejan de ser vigentes.

Para seguir dándole vueltas a estos asuntos y sobretodo, no buscar una solución sino apostar a cada gesto u acción que se hace incomprensible para el capital pero lo va demoliendo desde sus cimientos. No busquemos el ¿Cómo solucionamos esto? Sino más bien destruyamos las condiciones que hacen posible esa pregunta. Porque…dicha pregunta solo cae en un círculo de respuesta y vuelta a aparecer del conflicto.


Contra la suba del pasaje y el subsidio.


Atacar la miseria del transporte público es atacar la sociedad que nos trata de mercancía.

Cada día la misma canción. Suenan los despertadores y miles de personas, en un estado parecido al comático, se arrastran hacia las paradas para esperar su colectivo. Con un poco de suerte se pueden subir a la primera chatarra que pasa, que les transportara a su destino como sardinas en lata o como ganado en un camión, aunque más bien parecen un rebaño de ovejas.

Y ahí empieza la tremenda carrera de todos los días: lxs más jóvenes van a la escuela o el colegio, donde aprenden que en este mundo tendrán que obedecer y aburrirse. Aparte de domesticarlos, lxs profesorxs les enseñan algunas que otras habilidades que solo sirven para ser como los adultos. Esos que al bajar de sus colectivos empiezan sus tareas productivas. Algunos realizan laburo físico, otros se pasan llenando papeles en oficinas, los menos afortunados se ven obligados a vender cualquier estupidez en la calle, o pedir monedas para sobrevivir. Pocos son los que sienten que algún sentido tiene su trabajo. Largas horas después, apretados en colectivos, la masa agotada vuelve a su casa. Al día siguiente se repite el mismo triste escenario.

En esta cadena de explotación, el transporte público es un eslabón esencial, que nos roba horas de nuestras vidas y nos deja frustrados y sin pasiones.

Últimamente, se mueven los que tienen la manija de este gran chantaje diario a los pobres. En marzo, los empresarios del transporte público pidieron un aumento del precio del pasaje. Estos mafiosos, expertos en la codicia que viajan confortablemente en camionetas, querían cobrar 2.500 guaraníes por su ‘servicio’ miserable. El gobierno, confrontado por un descontento amplio y algunas manifestaciones de protesta, ofreció un subsidio jugoso a los empresarios por cada boleto. Los transportistas rechazaron e iniciaron reguladas, pidiendo el pasaje a 2.600 y más subsidio. Y ahora chantajean a miles de personas con un paro general.

En ese punto sinceramente perdimos el hilo en el laberinto de negociaciones entre el gobierno, empresarios y sindicalistas en hoteles y ministerios. Pero de cualquier manera, es seguro que seguiremos viajando de la misma manera, obligados a ejecutar las mismas tareas aburridas que nos ofrece este mundo donde reina el dinero. A menos que digamos BASTA! Que dejemos de ser un engranaje bien aceitado de esta gran máquina capitalista. Resistir contra la suba del pasaje y el subsidio es un primer paso, como lo hicieron cientos de personas en el microcentro de Asunción en abril y junio, y lxs usuarixs enojadxs que cerraron la ruta en San Lorenzo durante el paro. Despertarse de la hipnosis colectiva de nuestros roles sociales (consumidor, estudiante, trabajador, vendedor ambulante, etc.) es el siguiente. La estatización del transporte público, como proponen partidos de izquierda, no nos parece una solución, ya que significa simplemente que otros gestionen la existencia vacía a que nos condenaron.

Solamente una furia emancipadora podrá acabar con esa forma moderna de esclavitud. Con un poco de creatividad podemos encontrar miles de maneras de enfrentar el chantaje que sufrimos. Pensemos en piquetes, que siempre han sido un arma del pueblo para retrasar la economía, escraches, movilización, sabotaje; solos o en grupo.

No hay comentarios: