domingo, 14 de julio de 2013

MODERN VAMPIRES OF THE CITY

A Ezra Koenig, el letrista y cantante de Vampire Weekend, le gustan los juegos de palabras. En “Modern vampires of the city”, el tercer disco de la banda, abundan. El título de ‘Ya hey’, una de sus nuevas canciones, sugiere una alusión a la brillante ‘Hey ya’, de Outkast, aunque en realidad se trata de una deformación de la voz judaica “Yahweh” (Yahvé). En el caso de ‘Diane Young’, pese al nombre propio, no hay referencia a ningún personaje en especial, sino a la frase “diying young” (morir joven).

A Rostam Batmanglij, el cerebro musical del grupo, le gusta jugar con las voces. Si en “Contra”, el trabajo anterior de los neoyorquinos, alteró su sonido con Auto Tune en (en ‘California English’), alienando a un número considerable de seguidores, ahora va más allá. La mentada ‘Ya hey’ tiene un coro agudísimo, con ese tono imposible, de helio -a lo Alvin y las Ardillas- que tanto le gusta a ciertos raperos. Y en el otro corte ya mentado, ‘Diane Young’, Batmanglij aplica un efecto con fines narrativos para que Koenig pase de sonar joven a viejo en cuestión de segundos.

Cuando se trata de asuntos creativos, los dos genios detrás de Vampire Weekend son almas gemelas. “Modern vampires of the city” es, en sus momentos iluminados, un espacio que ambos comparten en armonía. Generosa en ideas, la dupla se limpia el maquillaje de mimo y deja de seguir al pie de la letra las escrituras del evangelio según Paul Simon. Adiós al exceso de baterías apresuradas y a los arreglos coloridos. Se sacrificó la inmediatez con tal de asegurar que nunca, en ningún segundo, se dé puntada sin hilo.

Control de calidad llevado al máximo. Precaución necesaria antes de abordar temáticas serias: estamos ante un álbum de personalidad góspel, el más inclinado a lo divino en lo que, según Ezra Koenig, es una trilogía que acaba de cerrarse. Espiritualidad, existencialismo, amor y vejez son explorados por su pluma sin cursilerías ni prédicas gratuitas, manteniendo un prisma optimista, pero escéptico. “La sabiduría es un regalo, pero la cambiarías por juventud. La edad es un honor, pero todavía no es la verdad”, asegura en ‘Step’, sobre una base casi hiphopera. 

Vampire Weekend ya no están arrimados al árbol de Paul Simon, aunque su pop bárroco sigue absorbiendo influencias multiculturales. Quedan vestigios de fascinación africanista en ‘Everlasting arms’ y ‘Unbelievers’, asimilados como parte de la esencia del cuarteto, pero la principal labor que cumple “Modern vampires of the city” es expandir sus posibilidades. ‘Worship you’ tiene yodel y country, mientras que ‘Obvious bycicle’ incorpora tambores nyabinghi, elemento típico del reggae, al lenguaje del grupo. El mosaico cultural iniciado en 2008 sigue en plena construcción.



Por Andrés Panes.



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https://www.youtube.com/watch?v=_mDxcDjg9P4&list=PLu7ENOL7fZxQsOqYymcTt8lIrl1WXvgUf

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