lunes, 29 de julio de 2013

THE WEIGHT OF YOUR LOVE


La última vez que escuchamos un disco de Editors nos quedó muy claro que el grupo tenía miedo de estancarse. “In This Light And On This Evening”, hace ya cuatro años, fue una apuesta sintética y electrónica que los mostró dispuestos a estirar su sonido para explorar territorios nuevos. Bien recibido o no, aquel fue un experimento necesario. Una reacción al gran éxito que lograron con sus primeros dos discos y una prueba a sus capacidades como músicos.

Ahora, con el guitarrista Chris Urbanowicz fuera de la película, la banda inglesa intenta reconciliarse en “The Weight of Your Love” con un sonido más familiar. El plan funciona a medias. Editors es muy capaz de construir buenas melodías, han probado que pueden hacerlo y sus capacidades como músicos son ilimitadas. El problema es que aquí suenan como si hubieran cumplido con un trámite.

Lidiando con comparaciones desde su debut, este cuarto álbum no hace más que acrecentarlas. Hay algunas obvias, como el optimismo sónico a lo U2 presente en el single ‘A Ton of Love’, donde Tom Smith canta frases como “no confío en el gobierno/no confío en mí mismo”. Otra como ‘Nothing’ es tan épica, con una repetitiva sección de cuerdas, que se siente como si estuvieran obligándonos a comprender su grandeza.

Otros ejemplos llegan en la forma de ‘What Is This Thing Called Love’, donde la banda en pleno quiere exhibir la facilidad que tienen para explorar distintos estilos al mismo tiempo que el falsete de Smith trata de unirlo todo. Por otra parte, el dúo que conforman ‘The Phone Book’ y ‘Bird of Pray’ prometen mucho en un principio, pero terminan cumpliendo poco.

Dejando de lado excepciones como ‘Hyena’, de riffs cortantes e inquietos y la ambiciosa ‘Sugar’, “The Weight Of Your Love” suena carente de contenido. La producción es enorme, pero no alcanza como para obviar una simple pregunta: ¿Por qué debemos seguir escuchando a una banda como Editors? Quién sabe. Quizás sirva para que en algunos años más nos tapen la boca demostrando que sí merecen nuestra atención.



Por Jaime Meneses J.



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