domingo, 25 de agosto de 2013

OUTSIDES


A estas alturas, el trabajo de John Frusciante debe dejar de ser juzgado en base a sus obras anteriores. Sin bien la comparación siempre estará presente y es factible aplicarla en términos de calidad estética y artística, emitir juicios desde un contraste meramente estilístico resulta un ejercicio de poco valor para evaluar la música hoy creada por el compositor. 

Ya no debe esperarse la mezcla electrónica-acústica de “To Record Only Water for Ten Days”, las capas armónicas de “Shadows Collide With People” o el synth pop de “A Sphere in the Heart of Silence”. Lo nuevo del ex RHCP se mueve en el sentido más amplio de la vanguardia, una mezcla de estilos y sonidos mucho más emparentada con la música contemporánea y que hace que incluso sus lanzamientos de 2012, “Letur-Lefr” y “PBX Funicular Intaglio Zone”, parezcan predecibles selecciones de radio FM. "Outsides" es una pieza de arte abstracto que refleja la intrincada concepción del músico sobre la relación entre intérprete y electrónica.

En duración y estilo, 'Same' puede ser considerada similar a las instrumentales 'Before the Beginning' y 'Wayne', pero en realidad su construcción es mucho más compleja y oscura, con un fuerte énfasis en la interacción y en las dinámicas creadas entre guitarra eléctrica y baterías programadas, mientras sintetizadores y teclados proveen la base para sostener ambos instrumentos. La breve 'Breathiac' es un collage de percusiones azarosas, disonancia y voces procesadas que parecen sacadas de los más bizarros experimentos de Omar Rodríguez-López, mientras que el track final, 'Shelf', sigue la línea de su antecesora, yendo en seis minutos desde la abstracción más alta hasta una sección más amigable donde predominan teclados y progresiones de acordes convencionales, lapso de tiempo en que aún se logra intuir la musicalidad y los conceptos de armonía tradicionales de los que el músico intenta distanciarse.

Cuestionar la música de John Frusciante por la dificultad que hoy supone entenderla no es acertado ni justo. Aunque en una primera escucha gran parte de los sonidos parezcan incomprensibles, su ensamble es resultado de complejos procesos de composición que, guste o no, expanden las barreras del género y de la interacción entre músico y máquinas. Si bien es difícil aceptar que la belleza y accesibilidad de "Curtains" o "The Will to Death" deban ser descartadas, al menos por ahora, la mejor opción es dejar los prejuicios de lado y abrirse a –intentar- entender la música que surge de la cabeza de uno de los compositores más versátiles de los últimos años.



Por Álvaro Rojas.



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