domingo, 8 de septiembre de 2013

HYDE PARK LIVE


En 1988 era bien impresionante que un grupo celebrara 25 años de carrera, porque el sentido de la longevidad en la cultura rock sufría una mutación. Ya no requería ser literalmente joven para encarnar el papel de la estrella roquera. Jagger, Richards y compañía seguían ahí parados, con el mapa del carrete en la cara y la sonrisa torcida. Pasó otro cuarto de siglo y siguen rodando, registrando hitos, maneras de hacer las cosas. Sin el aporte de The Rolling Stones, el espectáculo de la música en vivo no sería lo mismo. 

Comprendieron antes la necesidad de convertir un concierto en una experiencia sensorial, con escenografías propias de un show de Broadway. Y fue Mick Jagger el pionero en dominar estadios. Se puede discutir si en ese arte lo superó más tarde Freddie Mercury, pero el primer domador de multitudes al ritmo del rock & roll, él.

Con este álbum, número 18 en su discografía en directo, la banda nuevamente marca singularidades. Debe ser uno de los registros más inmediatos lanzado jamás. “Hyde Park Live” se grabó apenas el mes pasado, 6 y 13 de julio, en el céntrico sitio de paseo londinense, el mismo lugar donde en 1969 rindieron un muy desafinado concierto, a un par de días de la muerte del fundador Brian Jones; también la primera tocata con su reemplazante Mick Taylor, una de las grandes promesas de la guitarra de entonces.

El descomunal listado de éxitos y clásicos está comprimido en 19 temas incluyendo su último single de 2012 ‘Doom and Gloom’. No destiñe ante la gruesa batería de canciones de alta factura que recorren estrictamente entre 1965 y 1981. De este último año disparan la partida con ‘Start Me up’, el último gran hit de brillante composición, que tomó más de un lustro de trabajo a Jagger y Richards, y cierra el himno ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’.

Es un set list que asume consenso en torno a los mejores periodos de su obra y con un nivel de interpretación sobresaliente. Los Stones nunca fueron de rendiciones exactas, pero acá hay material que se acerca milimétricamente al original; por ejemplo, ‘Ruby Tuesday’, el glorioso single de barrocos arreglos timbrado en 1967, mientras ‘Gimme Shelter’ también se ajusta muchísimo a lo publicado en 1969 en “Let It Bleed”.    

Motivados por el lugar, el verano caliente de Londres y en lo que, hasta ahora, son las fechas finales de su gira celebrando medio siglo de vida, el rendimiento de la banda eriza y emociona. Charlie Watts mantiene el golpe decidido, duro, poca muñeca pero fiable por completo. Ron Wood sigue siendo el arma secreta indispensable con el fraseo fluido y agraciado, la columna de las canciones. Keith Richards sostiene el sonido abrasador, el riff pendenciero y con el ojo en la entrepierna. A veces se pierde, no encuentra la nota o se desplaza a una velocidad distinta, pero se da la maña de encajar esos eventuales yerros, como parte del cuadro de suciedad y provocación rúbrica del conjunto. Y lo de Mick Jagger es de récords. Un hombre de 70 años con una energía escénica propia de un veinteañero, que vocalmente se mantiene en espléndida condición. Siempre ha acomodado el material –hace décadas entrecorta las frases en ‘Street Fighting Man’-, pero en otros casos canta exactamente igual. Replica el falsete disco de ‘Emotional Rescue’ en un alarde técnico impresionante.

Sin condescendencias, este es uno de los grandes álbumes en vivo de una institución del rubro sin señales de desgaste. No se mueven por inercia, sino por envión del tiempo y un fuego que no se apaga. No es solo rock & roll, sino seguir escribiendo la historia.     



Por Marcelo Contreras.



Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=SidS9XuZFqY

No hay comentarios: