La Historia no deja de tergiversarse y retorcerse al son de quien tiene la real gana de hacerlo. Se puede entender estas quejas por parte de los herederos culturales y genéticos de los indígenas sudamericanos, pero no deja de parecerme irónico que griten sus quejas en un castellano tan impecable como el de un señor de Burgos.
La Historia está escrita por aquellos que la vivieron con el bastón de mando por delante. Y esos son los europeos. En Grecia nace la civilización occidental, sus raíces allí se encuentran. Roma y sus maravillas convive y se desarrolla con todo su esplendor más tarde. Visigodos, francos, anglos, sajones, germanos, árabes...españoles, franceses, ingleses, tudescos, venecianos, turcos... evolucionando tecnológicamente, socialmente, políticamente, culturalmente. Creando el llamado Viejo Mundo. Y fíjate tú, la poderosa Corona de Castilla lanza a las aguas a sus vasallos y se "descubre" -dícese de aquello anteriormente oculto a los ojos del sujeto en cuestión- una tierra maravillosa, rica y enorme: América.
El poderío español en el siglo del emperador Carlos I de España y V de Alemania era total y absoluto. Felipe II da una vuelta de tuerca más a la hegemonía española, y la capital del mundo ya se pinta en Madrid y bajo la sombra de El Escorial. Se buscan y acaparan recuros -oro, plata, como preciosos- a toda costa. Y esto significa asesinatos, violaciones, matanzas, guerra. Sangre indígena tiñendo las aguas y las tierras del Nuevo Mundo. Todo ello despreciable desde el punto de vista humano. Ética y moralmente deleznable.
Lo que me sorprende es que 500 años después, y algo más de un siglo de la presencia de la metrópoli al otro lado del Atlántico, se sigan sucediendo este tipo de protestas. No lo entiendo, de verdad. Exactamente, ¿contra quién se protesta? ¿Para qué? Es como si en Holanda siguiese habiendo manifestaciones recordando que Flandes no es español, o en Marruecos, o en Filipinas... ¿Tiene algún sentido? ¿Se es más americano por ello? No lo sé...desde luego creo que no. Si parte de la base de su identidad pre-colonial aún se basa en el odio al español, o siendo más extenso, al conquistador -portugués, inglés...- qué pena.
La leyenda negra creada por los enemigos de los españoles durante los siglos XVI, XVII, XVIII de parte de, especialmente, los historiadores ingleses, distorsionan la realidad de una manera del todo irresponsable. Si es verdad que una conquista conlleva muerte y barbarie, además de las malas prácticas de una posterior dominación que, al margen de esto, derivó en sociedades nuevas, mezcladas y propiamente americanas - las vemos hoy en día, al margen de los indígenas "originales"- tampoco podemos olvidamos de las ciudades, universidades, templos, cultura, lengua, tecnología y demás que España dejó allí.
Tan "odiada" por algunos como "amada" por otros es la imagen de España y nuestro pasado compartido en Hispanoamérica, exagerando los términos.
Y esto mismo, lo segundo, fue algo que pude ver yo mismo hace no muchos meses, este pasado otoño. Fue en un partido de fútbol. España jugaba contra Estados Unidos. Y viendo las gradas, dicho por los propios comentaristas, más parecía que se jugaba en Madrid que en Boston. Aquellos que llenaron decenas de miles de asientos, de forma histórica en aquella ciudad norteamericana, y ondeaban banderas rojas y gualdas al grito de ¡España!, no eran otros que algunos de los millones de hispanohablantes, peruanos, mexicanos, colombianos, venezolanos... que han mudado sus vidas por necesidad, convicción, o por lo que cada uno consideró oportuno, al mayor de los imperios de nuestros días.
Aprovechemos nuestra historia, justa o no, más o menos cruel, gloriosa y sobretodo, pasada, y saquémosle juntos el partido que merece.
Por Enrique Gil.
Por Enrique Gil.
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