¿Es posible confiar en discursos irreverentes después de los 40? No son muchos los que tienen credibilidad a esas alturas, pero Kathleen Hanna, cara visible del movimiento Riot Grrrl en los noventa, tiene los méritos suficientes para que le compremos todo. Su agudeza extrema es bastante encantadora.
Tras una enfermedad que la tuvo alejada de la música durante años, la ex líder de Bikini Kill y Le Tigre regresa con el primer disco de un proyecto que inició formalmente hace tres años. Una banda compuesta por otros cuatro músicos y compañeros de juerga (dos hombres y dos mujeres) que le permiten concentrarse en cantar y expresar toda la rabia y humor que tiene adentro. Por partes iguales.
Abriendo con la divertida y pegajosa ’Oh Come On’, tema sacado directamente de los noventa, Hanna sigue con cambios de humor que la tienen cantando “eres una chica culta falsa, súper malvada, a quien no quiero cerca de mi mundo”, en la nerviosa 'Ha Ha Ha’ o haciendo una crítica social a su entorno en ‘Kids of NY’ al ritmo de un piano protagónico. Más delicada suena en canciones como ‘Goodnight Goodbye’, demostrando que puede bajar los decibeles cuando quiere.
El disco posee pasajes muy inspirados en el pop/punk de ‘Stop Stop’ (infantil de principio a fin), en la bailable ‘Cookie Rd.’ y en el dueto de ‘South Coast Plaza’. Pese a que sus compañeros de banda traídos de sus proyectos anteriores hacen todo lo posible por destacar, la estrella absoluta del show es Hanna y así es como tenía que ser. Su voz puede saturar por momentos, pero en ‘Run Fast’ hay suficiente variedad y descaro como para atraer a los que aún no la conocen bien.
Por Jaime Meneses J.
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