martes, 11 de marzo de 2014

EP 2

Nadar en jugo de limón con la piel en carne viva debe ser menos doloroso que bancarse los 15 minutos que dura "EP2", el segundo golpe bajo que los Pixies le propinan, en menos de seis meses, al público que aún confía en su metodología "fuerte-despacio-fuerte", inspiradora del sonido capital de los noventa, pero tan agotada que hoy contagia su cansancio. 

"¿Es justo criticar a un artista antes grandioso por sus pecados recientes?", se preguntaba Jack Black en "Alta Fidelidad". La misma duda arremete tras soportar el cuarto de hora menos inspirado en la carrera de un grupo que, antes del fatídico "EP1" aparecido en septiembre pasado, contaba con papeles limpios.

Un juicio abreviado a los Pixies sugiere culpabilidad. Tuvieron suficiente tiempo desde su reunión (¡hace diez años!) para seguir el ejemplo de Dinosaur Jr. y no quedar en ridículo al grabar de nuevo. Lo desaprovecharon: la única función que cumple "EP2" es justificar las apariciones de la banda en festivales. Positivo para los bolsillos de sus integrantes; negativo para los que paguen por verlos. Canciones como 'Snakes' o 'Blue eyed haze' ocupan ahora un lugar dentro de sus conciertos, ensuciando con su aburrida mediocridad un repertorio que solía ser un monumento histórico, y desplazando material de mayores méritos (cualquier cosa publicada entre 1987 y 1991).

Los Pixies modelo 2014 tienen menos gracia que una cerveza light. Se volvieron convencionales a más no poder: sabíamos que a Black Francis le gustaban los Flying Burrito Brothers y otras especias del rock para papás hecho para acompañar viajes en la radio del auto, pero, ¿alguien imaginó que esas influencias terminarían plasmadas en un disco firmado por Pixies? 'Greens and blues' parece un descarte electrificado de "Fast man raider man", de la época Frank Black. Y que conste: se trata de un disco doble en el que hubo poco filtro. Kurt Cobain, sacúdete en tu cripta: a casi veinte años de tu muerte, cuesta distinguir entre tu ídolo y Dave Matthews.

Es una pesadilla que hace correr sudor frío por la frente. La riqueza melódica de 'Magdalena', único rasgo apreciable dentro de un EP insustancial, no es más que un intento de reescribir los pasajes calmos de "Bossanova". Le roba a 'Havalina' tanto como "EP2" barre el piso con el prestigio de sus autores. Aunque Francis sigue escribiendo sobre brujas y serpientes, para mantener la línea de sus antiguas letras (después de todo, "pixies" significa "duendes"), ya no queda magia. Dejaron de ser una presencia escurridiza, impredecible y peligrosa en el bosque. Ahora son gnomos de patio: objetos inanimados que aparentan tener vida. Y que sólo parecen reales cuando es de noche, no se les presta demasiada atención o hay drogas de por medio.


Por Andrés Panes.



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