¿Por qué la Casa Blanca jamás ha autorizado la publicación de las imágenes que se hicieron del cuerpo de Osama Bin Laden?
Jack Murphy, un periodista estadounidense especializado en temas militares y ex soldado que sirvió en Irak y Afganistán, tiene una teoría que compartió en SOFREP(Special Operations Forces Situation Report), un medio digital que reporta noticias y eventos de defensa desde la mirada de agentes de fuerzas especiales.
Murphy publicó allí una columna en la que cita a Matt Bissonnette, un ex SEAL que participó en la operación que dio muerte al enemigo público N°1 de Estados Unidos, y que su libro “No Easy Day” (Un Día Nada Fácil) describió de esta manera: “En su agonía (Bin Laden) seguía retorciéndose y convulsionando. Otro agente de asalto y yo apuntamos nuestros láseres a su pecho y disparamos varias rondas. Las balas golpearon en él, azotando su cuerpo contra el suelo hasta que quedó inmóvil”.
Según Murphy, esa es una descripción más bien mesurada y cortés de lo que ocurrió y del estado imaginable en que quedó el cuerpo de Bin Laden.
Personas observan una escultura hiperrealista de Osama Bin Laden, en el Instituto Superior de Artes de La Havana, Cuba. La Obra es de los artistas Julio Castro, Manolo Castro y Alberto Lorente. Esa apreciación viene de la revelación, hecha por fuentes confidenciales, que en el cadáver había un centenar de balas. Y eso en una estimación conservadora.
Murphy aclara que bajo las leyes de la guerra terrestre, un soldado está plenamente autorizado -por seguridad- para descargar unas cuantas rondas después de que el blanco ha sido derribado. Y con la condición que el enemigo no se rinde, es moral, legal y éticamente apropiado disparar sobre el cuerpo inerte para asegurarse que esté realmente muerto y no represente una amenaza.
Y aquí la teoría de Murphy: las descargas sobre el cuerpo de Bin Laden fueron excesivas, no por el protocolo antes descrito sino por lo que él llama “auto complacencia pura”.
Y el problema –sostiene Murphy- no es que las imágenes del cuerpo de Bin Laden lo muestren convertido en un “queso suizo”, sino que evidencien que este tipo de comportamiento se ha convertido en un procedimiento operativo estándar en las unidades militares de asalto.
Divulgar las fotos de Bin Laden –dice Murphy- sería mostrar al mundo un cuerpo repleto de una cantidad injustificable de balas.
Las imágenes serían susceptibles de generar un escándalo internacional e investigaciones que podrían alcanzar otras operaciones de Estados Unidos.
Ese riesgo, para muchos, es mejor enterrarlo tan secretamente como se hizo con el cuerpo de Bin Laden.
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