Tras más de 40 años de estar prohibido para fines clínicos, la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), comúnmente conocida como “ácido”, regresó a las discusiones médicas, debido sus efectos para reducir la ansiedad que en los pacientes terminales puede llegar a provocar la idea de la muerte.
El estudio dio un vistazo a la seguridad y eficacia de LSD cuando se utiliza en combinación con terapia de conversación. De esta manera, se empleó la droga psicodélica semisintética para facilitar los debates sobre los temores de morir los enfermos de cáncer, por medio de experiencias de “viaje” de 10 horas de largo supervisadas, episodios que fueron descritos por un paciente como una “experiencia mística”, donde “la mayor parte era la angustia pura a todos los recuerdos que había olvidado con éxito durante décadas.”
Así, la investigación realizada por el psiquiatra suizo Peter Gasser se llevó a cabo en 12 pacientes, la mayoría enfermos de cáncer, quienes se sometieron a una experiencia de 10 horas supervisada por el especialista, quien afirma que la ansiedad de sus pacientes bajó considerablemente, pues se trata de un complemento al proceso que reciben, publicó Journal of Nervous and Mental Disease. Pese a que algunos murieron un año después del estudio, el especialista manifiesta que tuvieron una “aventura mental que parecía haber aliviado el pesimismo existencial de sus últimos días”. Antes de tomar LSD, los pacientes se reunieron con Gasser para conocerse. Después, al ingerir la droga, estos dormían en un sofá dentro de la oficina, asistidos por el terapeuta para controlar los efectos y propiciar mayor seguridad. Según Gasser, el hecho no fue fácil. “Muchos lloraron y retorcieron. Un hombre de 67 años aseguró haber conocido a su padre, quien falleció hace muchos años”.
“Les dije que cada sesión sería justo aquí, en un ambiente seguro, y yo soy parte de él”, dijo Gasser, quien además les advertía a sus pacientes: “No puedo garantizar que no tendrás una angustia intensa, pero te puedo decir que si eso ocurre, pasará.” Después de dos meses de terapia semanal, ocho de los participantes que recibieron dosis completas de LSD tuvieron un menor índice de ansiedad, en cambio, los cuatro restantes que tomaron dosis más pequeñas, empeoraron. Por otra parte, la droga no causó ninguna consecuencia grave, publicó The New York Times.
Por su parte, Rick Doblin, director ejecutivo de la Asociación Multidisciplinaria para Estudios Psicodélicos, una fundación que ha colaborado en varios estudios de este tipo, afirma que quieren devolver a los laboratorios ese tipo de sustancias, como parte de un “renacimiento psicodélico”. Antes de que el LSD fuera prohibido, era utilizado con fines clínicos. Sin embargo, en 1966 el gobierno estadounidense acabó con las investigaciones en torno a la droga. No obstante, en los últimos años, psiquiatras en todo el mundo que trabajan de acuerdo a reguladores estatales y a comités de ética han puesto a prueba terapias asistida para el estrés post traumático utilizando éxtasis, así como otros ensayos con alucinógenos. “El esfuerzo es a la vez político y científico”, dijo Döblin. “Queremos sacar a estas sustancias fuera del molde de la contracultura y traerlas de vuelta al laboratorio”, agregó.
Por Ramiro Rivera.
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