El inicio de “Great Western Valkyre”, la nueva entrega de Rival Sons, deja en claro que el grupo sabe muy bien hacia dónde debe mover sus fichas para mantener una cada vez más ascendente carrera, aunque ya lleven unos cuantos elepés grabados y, en rigor, este trabajo sea su quinto trabajo en estudio si se considera el epé homónimo de 2011.
Esa experiencia, acrecentada por una siempre ajetreada agenda de recitales, permiten que el grupo que conforman Jay Buchanan, Scott Holiday, Dave Beste y Michael Miley, tenga un lenguaje ya desarrollado a la altura de éste, su cuarto largaduración.
La pasión por el rock de antaño es algo que se asocia de inmediato a la propuesta de Rival Sons. En efecto, el conjunto ni siquiera trata de ocultarlo. Entonces, la pregunta que cabe hacerse es dónde radican las diferencias de “Great Western Valkyre” con sus antecesores. Lo cierto es que todo pasa por pequeños detalles, los que van configurando nuevos matices a un lenguaje ya reconocible, asimilado por la crítica y que, si en un comienzo fue cuestionado, hoy forma parte intrínseco del adn de Rival Sons.
Eso sí, aún aparecen homenajes a Led Zeppelin en esta placa. ‘Secret’, por ejemplo, es la mejor muestra de la influencia de Page y Plant en los de Long Beach, California. De la misma forma, el riff principal del corte que le sigue, ‘Play the Fool’, también está sacada de los mejores libros de los Zep. Aún así, estos guiños no merman un elemento que es decidor en cuanto a la presentación de este registro: la energía y actitud que derrochan desde la primera nota que es pulsada.
Si antes de estos dos temas, lo de Rival Sons pasaba por una mixtura entre el soul a la Stax y el blues-rock eléctrico y lascivo (‘Electric Man’ es decidora al respecto), luego se va transformando en un constante ir y venir de matices, los que desembocan en lo mismo: un rock pulsante, lleno de vitalidad.
No obstante ello, hay espacios para sorpresas, como el blues-rock-soul bastante subido de tono de ‘Good Things’. Acá se aprecian de forma clara los elementos que diferencian este registro de los anteriores de la banda. La utilización de teclados como el Hammond, por ejemplo, es una de las piezas claves dentro la paleta de recursos del grupo. Curiosamente, también este corte marca una suerte de punto de inflexión, en el que Rival Sons va decantando en la elaboración de grandes himnos (‘Open my Eyes’), como también explorando en otros sonidos que, si bien están dentro de este concepto del “rock-retro”, tienen un desarrollo musical más que interesante, como en el caso de ‘Rich and the Poor’ o el mismo cierre del álbum, la también “zeppeliana”, aunque no por ello magistral, ‘Destination on Course’.
Si bien hay elementos que atraviesan la discografía de Rival Sons, lo interesante de la última entrega del grupo, “Great Western Valkyre”, es apreciar cómo estos han sido desarrollados por la banda y, al mismo tiempo, que este proceso signifique un cambio cualitativo en relación al propio desarrollo estilístico de los de Long Beach, California. Al menos, con este cuarto elepé, el grupo da pequeñas pistas de esos pasos aunque sí, siguen en la ruta de ese rock añejo, ese que hasta el día de hoy sigue remeciendo y no será por eso que los fustigaremos.
Por Orlando Matamoros B.
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