lunes, 15 de septiembre de 2014

THE VINES - WICKED NATURE

Crédito donde corresponde: The Vines eran los beatlemaníacos del escuadrón de rockeros revivalistas que irrumpió a comienzos de la década pasada. Las melodías del excelente “Highly Evolved”, disco subvalorado donde los hay, tenían más en común con John Lennon que con la aceleración punk de The Hives o la economía garage The White Stripes.

Claro, también está ese regusto a Kurt Cobain (otro beatlemaníaco) que dejaba Craig Nicholls, su líder. Algo de grunge tenían los australianos, suficiente para creer que habían llegado 10 años atrasados a la fiesta. O tal vez 10 años antes: “Highly evolved” hoy pasaría colado entre los lanzamientos noventeros que se apilan semana a semana.

Conviene enfatizar que los Vines siempre fueron un poco inadaptados. Así se entiende mejor su desaparición del radar mainstream, alentada por las conductas erráticas de Nicholls, diagnosticado con síndrome de Asperger mientras luchaba por quitarle al grupo la etiqueta de one hit wonder que hasta hoy lleva estampada en plena frente.

Con todo, “Wicked Nature” presenta al cantante y guitarrista, único miembro (in)estable del proyecto, en absoluto dominio de la situación. En su historial de pachotadas, ninguna tan plausible como ésta: un disco doble editado en forma independiente y solventado por crowdfunding. Terreno apto para ejercer esa libertad, desdeñosa si se quiere, de la que hablaba deformando el rostro en el video de “Get free”.

Prima el vigor en el tomo uno; la calma en el dos. Pero en ambos se intercalan estados anímicos: de las animosas palmas de 'Anything you say' se llega sin escalas al violín crepuscular de 'Venus fly trap', y tampoco hay trecho que separe a la meditabunda 'Slightly alien' del arrebato electrificado de 'Wicked nature'.

Como de costumbre, en The Vines mandan la melodía y la guitarra. Cuando Nicholls toma vuelo, cuesta detenerlo. Despacha cuatro metrallazos primero -entre ellos, la muy rescatable 'Green utopia'- antes de bajar la guardia en 'Killing the planet' o mostrar su cara optimista en 'Good enough'. Aunque parece más cómodo agitando la cabellera en 'Out the loop', 'Darkest shadow' o 'Rave it'.

Lennon, ineludible, pena en la abismal 'Clueless' y en 'Truth'. Pero también es menester afirmar que 'Reincarnation' y 'Funny thing' son clásicas canciones Vines: se camuflarían perfectamente en sus discos anteriores. Incluso destacarían porque, lo sabe Nicholls, no se trata de material demasiado honroso. Sobre sus hombros cae el peso doble de un catálogo mediocre y un talento enorme. Que no flecte las rodillas en “Wicked nature” es un buen indicio: aun puede con la carga.





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