martes, 21 de octubre de 2014

JULIAN CASABLANCAS + THE VOIDZ - TYRANNY

La única política de carrera que sigue Julian Casablancas consiste en manchar sistemáticamente su propia reputación. Dejarla por el suelo a punta de discos y apariciones en vivo descorazonadoras para los que creían en The Strokes.

Una táctica que, pese a ser retorcida, funciona. Sus vomitivos conciertos de abril pasado en el Club de la Unión y Lollapalooza hicieron que las arcadas que provocó "Phrazes for the young" parecieran un lindo recuerdo.

Esa vez, el neoyorquino trajo a The Voidz, la banda que lo acompaña en "Tyranny". Y la impresión que causaron fue tan mala que ahora el disco sale ganando. Cada pequeño acierto, cada momento en que no es pésimo ni insufrible, suma a su favor. 'Human sadness', el parto sin anestesia epidural escogido como primer adelanto, también sirvió para dejar la vara baja. A nivel subterráneo. Cura el espanto sobrevivir sus 11 minutos: cualquier cosa que venga después, atemoriza menos.

Antes de girar el pestillo y entrar en "Tyranny", corresponde preguntarse cuánta paciencia queda para someterse a otro experimento de Casablancas. Los que pasen, encontrarán un inhóspito revoltijo lo-fi de rock industrial, post punk, metal y hardcore. Desordenados, los Voidz se parecen al políglota de "Viva el lunes": saben palabras en muchos idiomas, pero no dominan ninguno. Sólo en 'Where no eagles fly', hay vocablos de Joy Division, Violent Femmes, Andrew WK y OMD.

En medio de la vorágine, sobrevive la lengua hablada por The Strokes en 'Nintendo blood', excepcionalmente accesible, y en la furibunda "Business dog", una de las dos canciones en las que se pisa el acelerador. La otra, 'M.utually A.ssured D.estruction', muestra al Casablancas más peligroso que se ha parado frente a un micrófono desde 'Take it or leave it', y constituye la gran sorpresa positiva del disco junto con el africanismo distorsionado de 'Father electricity'.

El estrafalario "Tyranny" es el típico disco que alimenta playlists con algunas de sus canciones, pero nunca se revisa de nuevo. Roba tiempo, le sobra demasiado. Las fastidiosas y prescindibles 'Dare I care', 'Xerox', 'Jonah Von Bronx' y 'Off to war...' suman eternos 20 minutos que, combinados con la mentada 'Human sadness', sobrepasan la media hora de castigo, mientras que 'Take me in your way' y 'Crunch punch' son apenas un remedo del material que extravagantes de profesión (Evangelicals y Super Furry Animals, respectivamente) publicaban hace varios años. Si sirve de consuelo, al menos ya sabemos cómo opera Casablancas: el futuro puede ser aun peor.



Por Andrés Panes.



Si quieres escuchar su disco, haz click aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=aTU23KpwZ5M&list=PLzrGOam-CYmev4H0CizhrgnWpm2JHxKaN

No hay comentarios: