De alguna manera se trata del final. "Physical Graffiti" (1975) es el último gran episodio de la saga Led Zeppelin. Sin desmerecer la concisión guitarrera de "Presence" (1976), ni los flirteos con el rock de sintetizadores de "In Through the Out Door" (1979), este disco doble parte de la reedición del catálogo de la banda británica más grande de los setenta, expresa la elasticidad del cuarteto y les da la razón cada vez que despreciaron incómodos la etiqueta heavy metal.
Dejemos ahí, para siempre, a Black Sabbath como amos y señores. Pero Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham fueron y son la expresión sublime del rock a su máximo potencial, motivado por el desprejuicio y el arrojo propio de creadores e intérpretes conscientes de su talento mayúsculo.
Este es el mejor álbum de Page en el arte de hechizar con la guitarra. Su capacidad para colorear, sumar detalles, alternar texturas y estados emocionales, descolgarse majestuoso y delicado hacia sonidos acústicos -la bellísima 'Bron-Yr-Aur'-, y transitar como campeón por el estilo que le pongan delante, sigue siendo clase e influencia a cuarenta años. Repasar canciones como 'In the Light' y 'Custard Pie' es constatar cuánto ha girado en su dirección un capo como Josh Homme. O que los momentos más electrizantes de los conciertos de The White Stripes estaban basados en las enseñanzas de 'In My Time of Dying', una lección fenomenal del uso del slide.
El resto de la banda responde a la altura. Jones no figura en los créditos de 'Kashmir' como compositor -el tema fue montado en sus primeras versiones por Page y Bonham-, pero sus arreglos de cuerdas, bronces y mellotron son la guinda de la canción. En 'The Wanton Song', Bonzo dicta cátedra de pedal y bombo, como es el pulso perfecto tras el lascivo riff de 'The Rover'. Y Plant metamorfosea desde la rudeza hasta la calentura, con un fraseo de gata en celo.
Como ha sido costumbre en este nuevo repaso por la discografía de los ingleses, se incluyen cortes extras algo pálidos respecto de la consistencia granítica de los álbumes oficiales. En general se trata de mezclas tempranas de 'Trampled Under Foot', 'In My Time of Dying', 'Houses of the Holy', 'Boogie with Stu' y 'Kashmir', más los embriones de 'Sick Again' en versión instrumental, y otro enfoque de 'In the Light' titulada 'Everybody Make it Through', con mayor protagonismo del teclado. Funcionan para valorar aún más la visión de Jimmy Page como productor, enfocado en optimizar el pulido de las joyas que juntos elaboraban, material que después de cuatro décadas solo reitera que la grandeza de Led Zeppelin era la química en partes iguales y que todo el mundo de la música, desde el blues cachondo y etílico, los sonidos del tercer mundo y la tradición clásica europea, eran parte de su laboratorio.
Por Marcelo Contreras.
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