lunes, 22 de junio de 2015

RICKY ESPINOSA: EL DOCUMENTAL

El 30 de mayo de 2002, Ricky Espinosa, cantante de Flema, se tiró del quinto piso de un edificio en Avellaneda. A partir de ese día nació un mito que desbordó las fronteras del punk y sumó un nuevo mártir al firmamento del rock nacional. 

Vicioso, delirante, “engendro de Satán”, su figura compleja y demoledora escondía tras el retrato mitológico del rockero autodestructivo a un ser sensible, inteligente, compositor de canciones inolvidables. En busca de una mirada más profunda y honesta, lejos de la leyenda o el lugar común, se vienen por estos días un nuevo libro homenaje y un documental con testimonios e imágenes inéditas que buscarán recuperar al verdadero Ricky. A 13 años de su muerte, hablamos con colegas, ex compañeros y amigos para entender -y recordar- a un artista, al mismo tiempo, marginal y central, una de las piezas más brillantes del rock argentino de las últimas décadas. La historia de la muerte de Ricky Espinosa es más o menos conocida dentro del repertorio de anécdotas del rock nacional. El 30 de mayo de 2002 estaba en Avellaneda jugando Play con Luichi, guitarrista de su banda, mientras tomaban alcohol fino mezclado con Tang de naranja, hasta que Ricky corrió el televisor que estaba delante de la ventana y se tiró del quinto piso. Sin ninguna explicación, sin carta de despedida, sin posibilidades de que lo detuvieran. 

Tenía 35 años. A partir de ese instante, nació el mito del “hombre vicioso, engendro de Satán, de ritos asquerosos y carente de moral”, como cantaba en Flema. Sin embargo, detrás de ese pibe incontrolable de Gerli había un chico sensible y profundo, que nunca encontró su lugar en la sociedad. La figura de Ricky es ideal para caer en el prejuicio del rockero autodestructivo que no sirve para nada. En una primera impresión, es fácil asociar a Espinosa con Sid Vicious, bajista de Sex Pistols, rey del reviente punk muerto por sobredosis. Pero cuando se conoce mejor al ex cantante de Flema la comparación está mucho más cerca de Kurt Cobain, aunque a priori Ricardo nunca podría acceder a esa asociación libre, porque no tenía ojos azules ni una cabellera dorada. Ricky era fiero por fuera, pero dulce por dentro. Por lo tanto, es mucho más justo que sea recordado con el mismo respeto que Cobain, porque Espinosa fue un artista talentoso que se fue demasiado pronto, cuando todavía tenía muchas cosas para decir. “Cuando me toco conocerlo no me pareció un loquito, esa imagen a él le gustaba pero era un tipo muy inteligente y sensible, la locura era una parte de su personalidad y venía en el paquete. Sólo los que realmente lo conocimos y respetamos no nos quedamos con una imagen parcial. Eso le llegó más a la gente que no lo conoció”, dice Fernando Rossi, bajista de Flema y ahora también cantante, desde que la banda volvió a los escenarios. “Ricky era una persona muy inteligente. Un chico dentro de un grande. Tenía sus defectos como los tenemos todos. Había que conocerlo bien para poder hablar de él. Muchos se quedaron con la imagen de que era un bardo. Era como era cuando quería y donde quería”, agrega Diego Piazza, ex baterista de Flema, actualmente en Doble Fuerza. “No diría que Ricky era un intelectual, pero casi. Era un pibe muy leído, que sabía. Era muy rápido a la hora de contestar. Era muy veloz con la mente. Y con eso nos cagábamos de risa, siempre jugábamos con eso. Detectaba lo que pasaba alrededor y lo llevaba al extremo. Había que manejar la situación porque era un pibe que todo el tiempo estaba al límite”, cuenta Cristian Aldana, de El Otro Yo. “En los últimos años me cansé de enojarme con gente que solo se refería a Ricky como un bardo. Traté por todos los medios de rescatar la imagen sensible, alegre y positiva de Ricardo”, dice Chary, cantante de Loquero. “Es obvio que al mundo le gusta más decir que era un zarpado, o recordar las escenas escatológicas de su vida. Seguramente esto sea mucho más divertido y redituable, pero yo siempre recuerdo a un Ricky despierto, con ánimo e inteligencia para encarar los reportajes, lúcido y reflexivo, o también entristecido por no poder estar con su hijo”, agrega Chary. Lucas Espinosa, el hijo de Ricky, tiene 19 años y ayuda a los chicos de Flema en los recitales. También canta en Caretofobia, una banda tributo a su papá. “Ricky amaba a su hijo. Un día lo trajo con él y fue muy divertido. Me decía: ‘Che, qué difícil es ser padre, la concha de su madre’, y se reía”, cuenta Aldana.


Relectura del mito punk


El último punk (2005), la biografía no autorizada de Ricky, escrita por Sebastián Duarte, fue el primer acercamiento periodístico a Espinosa, pero fue editado sin la aprobación de los padres de Ricardo. Sin embargo, en julio saldrá un libro que tiene un enfoque distinto al trabajo de Duarte y cuenta con el apoyo de la familia Espinosa. Nunca seré poesía, de la editorial Milena Caserola, es un homenaje a Ricky Espinosa realizado por la escritora Jacqui Casais. “Sale de la idea de visibilizar la influencia de Ricky en diferentes artistas de la actualidad. Tiene las letras de sus canciones en orden cronológico, además de material inédito como fotos, manuscritos y fanzines. También hay un poema de Ricky que nunca fue publicado”, dice Casais. Nunca seré poesía también cuenta con un apartado donde Espinosa es homenajeado en poemas, anécdotas y ensayos, por escritores actuales que se consideran influidos por Ricky, como Walter Lezcano, Juan Xiet y Fernando Bogado. “También colaboraron músicos como Boom Boom Kid, Rosario Bléfari, Chary, Walas (Massacre), entre otros. Además hay un ensayo literario sobre la obra de Ricky, de Darío Font y Ezequiel Alasia, y un trabajo muy interesante del antropólogo Pablo Cosso sobre la impronta política en la experiencia punkrockera de Ricky Espinosa”, relata con entusiasmo Casais. Por otra parte, el revisionismo de la obra de Espinosa también tendrá su faceta cinematográfica, porque pronto se estrenará Ricky Espinosa: El Documental, dirigida por Juan Pablo Duarte. 

La película fue realizada sin fines de lucro y estará disponible online durante junio. “El documental lo empecé a gestar en enero del año pasado. En ese momento me puse en contacto con la familia Espinosa para solicitarles permiso. Después armé el guión y contacté a los entrevistados. Actualmente, el material está en un 90% terminado, sólo faltan detalles de edición”, sostiene Duarte. El documental cuenta con testimonios de Orlando Espinosa (el padre de Ricardo) y de integrantes de Flema, Sin Ley, Loquero, Bulldog, Embajada Boliviana y Doble Fuerza, además de las personas que registraron a Espinosa en los estudios de grabación El Pozo Ciego y La Viga. Juan Pablo también promete un videoclip inédito dirigido por el propio Ricky. 


De las canciones nadie habla 


En 2001, en una de las visitas de Ricky al canal MuchMusic, fue entrevistado por Gustavo Olmedo, que resaltaba la originalidad de los nombres de sus discos. “Lo único que resaltan son los títulos. De las canciones nadie habla”, le respondía Ricky. ¿Raro? Raro tenés el orto (1997) fue editado con Flemita, su proyecto paralelo, donde además de sus temas hacía covers de las bandas punk nacionales que más le gustaban, como Embajada Boliviana, Sin Ley y Mal Momento. En ese álbum también hay una versión de “A Tears Go By”, de The Rolling Stones, llamada “Mientras caen las lágrimas”, que a pesar de no ser escrita por Ricky, simboliza con fidelidad su melancolía: “Es el anochecer del día / me siento y veo niños jugar como yo lo hacía / y ellos creen que eso es nuevo / me siento y dejo caer lágrimas”. Además de tocar en Flema y en Flemita, Ricky grabó un disco solista. “La vida pasa / y en un suspiro pronto se va / quizás siempre sea igual / ¿A quién le importa mi soledad?”, cantaba Ricky en “Todo da igual”, uno de los temas más representativos de Vida Espinosa (1999), que para muchos es su trabajo más íntimo y crudo. “Tuve la suerte de grabar varios discos con Ricky. Vida Espinosa fue su disco: era él. Me llamo un día y me dijo: ‘Voy a sacar un disco solista, algunas canciones ya las tengo pero no son para Flema’. Hicimos muy pocos ensayos y grabamos en el momento. Así era como le gustaba a él, que suene como sonaría en vivo”, cuenta Piazza, que tocó la batería en ese álbum. “Flores muertas al amanecer / comienza a llover / si no hay nubes / la tormenta está en mi ser”, dice la letra de “Comienza a llover”, otro tema de Vida Espinosa, que circula en Internet en una versión acústica de Rosario Bléfari, que también grabó un cover de “Te extraño”, del disco póstumo de Ricky en Flema, 5 de copas (2002). “Qué triste ahora recordar / lo bueno que ahora es pasado / de nada sirve llorar / mejor fumar y esperar / te extraño”. Además del recuerdo de Bléfari, el espíritu de Ricky permanece vivo en cada grupo punk que recién arranca. “Siempre las bandas que tocan con nosotros de soporte hacen uno o dos temas de Flema. Me gusta que lo traigan en su esencia más pura, en su actitud y desparpajo para escribir y cantar”, agrega Chary. “Ricky es un pibe de barrio tocando la guitarra, para mí no es un recuerdo, es algo actual. No sé si a él le gustaría ser un recuerdo”.


De nada sirve llorar


Los padres de Ricky nunca estuvieron de acuerdo con la hipótesis del suicidio. Fernando Rossi opina igual que los familiares de Espinosa: “Todo era evitable, no me gusta afirmar o decir cosas sobre sus pensamientos, que nadie los podía saber. Para mí fue un accidente, como lo pensé siempre. Me gustaría que Ricky sea recordado por su parte artística y que la gente se interese en conocer lo que hizo en Flema o en sus proyectos solistas, como Flemita y Vida Espinosa, y no tanto en cuestiones personales que se divulgan por ahí”, dice Rossi. “Lo recuerdo y extraño como el gran amigo que fue y que perdí. Lo extraño siempre casi como a mi hermano Santiago”, afirma Rossi. Santiago fue guitarrista de Flema y Sin Ley. Falleció en 2004 de VIH. “Se extraña mucho. Hubiera sido bueno que siguiera adelante. Le daba al rock nacional un toque único. Hoy sería muy importante”, afirma Aldana, con una mezcla de nostalgia y resignación en su voz. “Las cosas sentimentales no las podía manejar bien. Era como un alma en pena en vida. Siempre estaba con algo que no podía curar, algo de él que no se lo sacaba nadie. Por más que vos lo quisieras, desde afuera podrías hacer lo sea, pero era algo muy interno de él. Era un infierno personal que no tenía que ver ni siquiera con la gente que lo amaba”. “Si no pasaba ese día podría haber pasado en cualquier otro momento, él era como una bomba de tiempo”, recuerda Piazza sobre la muerte de Ricky. “A mí, por lo menos, no me sorprendió lo que pasó, pero me puso triste”, añade Aldana. “Es una pena que todo se haya terminado de ese modo tan estúpido. Aun no sé si fue un accidente, o si fue a propósito. Sólo él lo sabrá. Creo que era un punk que llevaba el suicidio en el alma. Ricky apostaba alto y sabía que podía perder en cualquier momento, no me parece que lo buscara constantemente, o que fuera un hecho consciente. Creo que él sentía la vida de ese manera”, concluye Chary. Un mes después de la muerte de su cantante, Flema brindó un concierto en homenaje a Ricky en Cemento. Orlando Espinosa subió al escenario y saludó a los fans de la banda con unas palabras conmovedoras: “Les quiero hacer un pedido: no cambien. Sigan siendo así: fieros por fuera, dulces por dentro”.




El documental lo puedes ver aquí:

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