Tomando su nombre de la chica malcriada de “Charlie and the Chocolate Factory”, de Roald Dahl, la banda de Chicago, Veruca Salt, formada por Nina Gordon, Louise Post, Jim Shapiro y Steve Lack, editó su primer disco, “American Thighs”, de forma apresurada en 1994, intentando aprovechar el impulso de su single ‘Seether’. Estallando en un momento clave, junto a Liz Phair, Juliana Hatfield, Hole y unas emergentes Sleater-Kinney, tenían todo para ganar.
Por esas ironías del destino, al año siguiente de hacer un cameo en el video de Pavement ‘Painted Soldiers’ (1996), como la banda contratada por Spiral Stairs, en reemplazo de Malkmus y compañía, Nina Gordon, Shapiro y Lack abandonaron a Louise Post, quien debió remar sola usando el nombre original, intentando no zozobrar en “Resolver” (2000) y “IV” (2006). Pero nada volvió a ser igual.
Hoy, como hace veinte años, la banda pretende encajar en un escenario perfecto, pues la nostalgia de los noventa está en todas partes. En este recién publicado “Ghost Notes”, Veruca Salt intenta reiniciar la saga, volviendo a su encarnación primigenia y a la producción de Brad Wood. Es con pinceladas de evasiva inspiración, como en ‘The Gospel According to Saint Me’, ‘The Sound Of Leaving’, ‘Love You Less’, y ‘The Museum of Broken Relationships’ (que no estarían fuera de lugar en un recuento del clásico programa Nación Alternativa de MTV), que la agrupación pretende exorcizar sus propios demonios. Pero pronto nos damos cuenta de que es todo un gran reciclaje: ‘Black and Blonde’, incluso, es un bonus track del disco debut de Nina Gordon, “Tonight and the Rest of My Life” (2000). Inaceptable.
El mejor momento del disco, ‘Alternica’, toma su nombre del apodo que se le dio a Metallica cuando decidió mutar a un sonido alternativo, y esconde entre sus líneas un inconsciente epitafio para la inestable placa: “todos saluden a Alternica. Lo que aprendiste se ha ido, y nos vamos, nos vamos.” Las ghost notes, o notas fantasma, son aquellas que aparentemente no tienen una frecuencia determinada, y poseen solamente una cualidad rítmica, y eso es precisamente Veruca Salt hoy en día: un movimiento vacío, sin acento alguno. “La sal no sala, y el azúcar no endulza.”, diría el sabio Charly.
Por Nuno Veloso.
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