lunes, 23 de noviembre de 2015

CHRIS CORNELL - HIGHER TRUTH

No es el mejor trabajo de la carrera de Chris Cornell, pero con “Higher Truth” se recupera la esperanza perdida en “Scream”, aquella prescindible pieza en la que colaboró con el productor Timbaland. 

De alguna manera, sus giras acústicas (de las que hay un registro lanzado hace cuatro años, “Songbook”) fueron un pie para desentenderse de ese bochornoso momento, y terminaron marcando este nuevo disco solista del hombre de Soundgarden, llevándolo a un territorio conocido, a un encuentro entre potencia y sensibilidad.

Acá, se asocia con Brendan O’Brien, que cuenta con un extenso currículum, pasando por álbumes de Audioslave a Pearl Jam, Neil Young, AC/DC y Bruce Springsteen, y que es conocido por marcar una fuerte presencia en la guitarra y por sus profundos sonidos de bajo y batería. Ése es su toque en “Higher Truth”, donde a pesar de lo íntimo que puede ser Cornell, acá no hay nada minimalista, comenzando en ‘Nearly Forgot My Broken Heart’, adornada con mandolina, batería, guitarras y capas vocales que resulta quizás la mejor de las uniones de las ideas del productor y del vocalista y guitarrista.

A veces, el fondo de las canciones de Cornell se pierde entre la decoración, como en la radial ‘Before We Disappear’, que incluso parece un tanto forzada, como pasando entre referencias que van desde Coldplay hasta coros y bases electrónicas que hacen que la calidez de la voz del ícono de Seattle se desvanezca. La contraparte está en canciones como ‘Dead Wishes’ y ‘Higher Truth’ (con más de algún guiño a The Beatles), donde precisamente la parte vocal y la guitarra toman mayor protagonismo y le hacen mayor justicia a las canciones.

Es exactamente en esas piezas, las más expuestas, incluyendo temas como ‘Josephine’, ‘Let Your Eyes Wander’ y ‘Only These Words’, donde “Higher Truth” gana en cercanía: Cornell se nota muy cómodo moviéndose en la quietud de estos temas, aun más, dejando de lado, por momentos, aquella desolación y el vacío de “Euphoria Morning”, para pasar a ser esperanzador e incluso un poco optimista. El cantante ha venido tocando por años en este formato y es en su soledad con la guitarra donde se ha empoderado. La desnudez no lo intimida.

El cierre de ‘Our Time in the Universe’ entra, nuevamente, con algunos excesos en la producción, pero cumple con sus aspiraciones masivas y resulta ganchera y entretenida, dejando a “Higher Truth” como en un desbalance más que en un relato donde los quiebres realcen la trama por completo. En todo caso, hay base suficiente en este disco para confiar en el camino que Chris Cornell ha decidido seguir: uno donde la atemporalidad toma más fuerza que su desliz en las modas.






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