lunes, 31 de octubre de 2016

WILCO - SCHMILCO

Cada álbum de Wilco siempre promete una sorpresa, eso bien lo sabemos. Tal como fuera lo de la publicación hace un tiempo de “Star Wars” (vaya título) que estaba lleno de un feroz ajetreo de guitarras psicodélicas, este reciente “Schmilco” representa a su vez un cambio total de estilística musical sino lírica de parte de los de Chicago.

Su nombre es un guiño a Harry Nilsson y su portada es como una animación de caricaturas en tanto a como un niño entendería el poder de la electricidad y la música. Nada de mal para sorprender, pero lo que de verdad asombra es que no podría ser menos eléctrico y más diferente del disco inmediatamente anterior, esto considerando que fue registrado prácticamente en las mismas sesiones.

“Schmilco” no es la segunda parte de una eventual trilogía de “Star Wars”, ni siquiera un complemento, aunque podríamos ensayar que es una respuesta directa a aquel. ‘Normal American Kids’, la apertura, es una melodía acústica, a-la-Dylan por cierto, sobre ser un niño solitario cuyos intereses están totalmente alejados del de los niños estadounidenses normales o promedio. Esto parece ser biográfico y enraizado en la experiencia del propio Jeff Tweedy como un púber. El tono de este tema se explaya en la que le continúa, la más Lennoniana y mejor acabada ‘If I Ever Was a Child’, otra regresión a un escenario infantil. Hasta aquí no hay mucho más que unas pocas guitarras acústicas, el pedal steel y obvio que aunque más marchosa ‘Cry All Day’ sigue en la misma línea.

Por otra parte temas como ‘Common Sense’ se arman de una rítmica hipnótica con un aire de experimental que recuerda a Eels, mientras que otros como ‘Nope’ tiene un tono de rock más fresco y tradicional, un blues que podría fácilmente evocar a The Doors. Luego de esta figura el primer break eléctrico en una llamada ‘Someone to Lose’ y la vuelta al alternativo acústico arrastrado tan clásico de los noventa en la sombría ‘Happiness’.

La repetitiva y obstinada ‘Quarters’ es un poco más que un efecto de percusión poco convencional que hacia el final se diluye en su intento de ser más canción. Tal como sucede en ‘Just Say Goodbye’, como otro ejemplo de esas canciones de una composición interesante que pareciera fuera a crecer magnífica y termina desvaneciéndose en una materia sin tanta densidad. Sí lo logra ‘Locator’, que aunque es un tema extraño, se parece a su manera a ‘Come Together’ de The Beatles. De hecho, el factor Beatles, vía John Lennon, es una cuestión fácilmente detectable en todo este álbum: una mezcla de raíces americanas y sensibilidad pop. Uno de los puntos altos del disco que sin embargo se difumina en un inexplicable fade out. Casi al final, ‘Shrug and Destroy’ refleja el andar cansado de “Schmilco”, entre monótono y agradable de escuchar, cosa que algunos con todo derecho describirían acaso tedioso.

Este décimo álbum de Wilco es uno de los más personales y nostálgicos que el grupo haya facturado a la fecha. Es una vuelta completa a la forma tradicional de la banda y a sus raíces de tonos más suaves del medio oeste norteamericano. Pero “Schmilco”, más que el cliché de volver a las raíces del Chicago que vio crecer a los Wilco, es un disco de una sensación de nostalgia extraordinaria en el que el mismo Tweedy que comienza su relato con el canto de su infancia, la de sentirse un inadaptado, posteriormente reflexiona sobre su vida como un adulto - adicciones, aflicciones por la pérdida de algún ser querido, la política y más de alguna de esas cosas de hombre grande como aquellas entonadas en ‘We Aren’t The World’, la negación de la inocencia anteriormente sugerida.

En definitiva, Wilco ha madurado más de la cuenta aún creando una colección de canciones muy sencillas, pero elocuentes, uno que en todo caso muy difícilmente logrará atraer a nuevos fans. “Schmilco” es el ángulo mas artesanalmente folky-holgazán que podríamos esperar que Wilco trazara a estas alturas.




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