La transformación se ha completado. La metamorfosis de Opeth iniciada hace cinco años atrás en las bifurcaciones del descomunal “Heritage” y ensanchada en el laureado “Pale Communion” (2014), alcanza en su más reciente trabajo “Sorceress” su absoluta culminación.
Es el remate de una obsesión por el universo progresivo que atraviesa la historia de Mikael Åkerfeldt, una devoción instaurada a comienzos de los años noventa, cuando descubrió a Yes, Genesis y King Crimson por simple curiosidad, mientras comenzaba a formar su vasta colección de vinilos.
Sonando más cómodos que nunca en esta nueva etapa, los suecos abrazan en el nuevo trabajo la diversidad y la exploración inter géneros que destila el credo progresivo. Cercado por dos piezas instrumentales en guitarra y piano, ‘Persephone’ y ‘Persephone (Slight Return)’, el contenido del álbum, como extirpado directamente de los gloriosos años 70, contiene trazas de Emerson, Lake & Palmer en ‘Sorceress’, Jethro Tull en 'The Wilde Flowers’, Pink Floyd en la hipnótica ‘Strange Brew’ y la impresionante ‘A Fleeting Glance’, o del Led Zeppelin más oriental y desértico en el instrumental ‘The Seventh Soujourn’.
“Florece en algo nuevo... deja todo atrás de ti”, canta Mikael, como narrando el devenir de la banda, en una de las más espectaculares odiseas que se encuentran en la placa, la espesa ‘Chrysalis’. Junto a ella, la conmovedora ‘Sorceress 2’ y la fulminante ‘Era’ se revelan como los momentos más sobresalientes de un trabajo inexpugnable. Para quienes se dejen consumir por esta nueva faceta de Opeth -siempre habrán detractores- por fuera de los límites de los 57 minutos de extensión del álbum, los bonus tracks ‘The Ward’ (con toques de jazz) y ‘Spring MCMLXXIV’ (con un gran solo de órgano) serán paradas obligatorias.
Más allá de empujarle a formar el proyecto Storm Corrosion junto a Steven Wilson, la curiosidad inagotable de Åkerfeldt le ha llevado a apropiarse de los códigos progresivos (y la consiguiente libertad de expresión que conlleva adoptar su doctrina) empapando el quehacer de Opeth al punto de hoy en día llegar a estampar una placa que escapa plenamente de los dominios del death metal y encuentra su refugio en el prog más duro, sin apellidos ni concesiones. El mismo lo expresó certeramente en una entrevista de 2015: “Estoy de acuerdo si nos consideran una banda de rock progresivo ahora, pero puede que a la próxima vez seamos otra cosa. Y supongo que esa es la definición de ser progresivo”. Supremo.
Por Nuno Veloso.
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