¿Qué mexicano no ha hablado de La Merced y sus servicios en alguna plática o referencia cultural? Considerado como el centro de comercio popular más grande en América Latina con más de 4000 locales formales y unos 400 en la vía pública, un diluvio se le acerca con el proyecto estatal “Distrito Merced”, pisando éste, con incertidumbres y desinformación, el destino de La Merced.
“Un mercado estilizado sin nosotros”, me dijo sin premuras uno de los comerciantes acerca de las consecuencias de esta privatización disfrazada. El instinto de indignación puede olerse ya en varios locales, tanto, como el aroma de las frutas frescas, carnes, dulces y fritangas de los pasillos y aceras de este mítico mercado.
Reapropiar el significado del “mercedario”: una política desde el mercado hasta el barrio
Ludwig Feurbach, filósofo materialista alemán del siglo XIX, destrozaría el imaginario social de entonces –y que sigue vigente ahora- con un pedacito del prólogo a su libro La Esencia del Cristianismo, en el que dice: “Nuestra época, sin duda alguna, prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… para ella, lo único sagrado es la ilusión (…)” y en esta virtud crítica, tenemos que reflexionar sobre la diferencia abismal entre el tener referencias de las cosas y conocer las cosas.
La Merced no es un objeto de estudio, ni un fabuloso espacio de violencia estructural ni donde sólo se vende tal o cual cosa: es una comunidad viviente y amplia de varios sectores sociales. A través de testimonios y conversaciones con los comerciantes que han forjado organización por mano propia, se coincide en que el mercedario no es visto como un ente homogéneo y ‘originario’ de esta zona, que desde su fundación, ha lidiado con problemas locales como los múltiples incendios desde 1988 a la actualidad -tanto potenciales como de cargas menores-, el caciquismo por la renta del suelo –desde un mísero metro cuadrado- y la constante pugna de los intereses políticos de los líderes, que respaldados por las autoridades delegacionales y usando a provocadores/golpeadores como correas de miedo, ejercen corretizas, vejaciones, arrastradas, e incluso, asesinan a los comerciantes que buscan alternativas de organización fuera de la partidocracia y las formas anti-democráticas que son comunes en donde el trabajo se encuentra estratificado.
Pero también hay sonrisas y “barrio”, es esta la primera clave para definir al mercedario, conocer a La Merced como un espacio de desenvolvimiento humano, siendo un territorio urbano de comercio y convivencia entre locatarios, “informales”, cargadores, distribuidores, transportistas, vecinos, promotores culturales e incluso de indigentes.
El documental lo puedes ver aquí:
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