La forma en que Neil Young se enfrentó a su disco número 37 es bastante impulsiva e instintiva. Descartando trabajar con su banda de carretera, Promise of the Real, el chamán reclutó a su amigo Jim Keltner (Bob Dylan, Pink Floyd, Brian Wilson, Randy Newman) en batería y a Paul Bushnell en bajo.
La portada, simple y con ademán de croquera (reciclada, por cierto), condensa en cierto aspecto el alma de “Peace Trail”, un álbum que parece moverse según la máxima de Bob: “no lo pienses dos veces, está bien”. La obra de 39 minutos de duración, que juega en su título con ‘Peace Train’, el clásico pacifista de Cat Stevens, fue producida por John Hanlon (colaborador de Neil desde los años noventa) y grabada en los estudios de Rick Rubin, con la mayoría de los cortes registrados en una o dos tomas.
Dejándose llevar por su corazón de oro, el sexto disco del canadiense en lo que va de la década, mantiene las aristas políticas y ecológicas que han sido su motif obligado desde tiempos de George W. Bush (“Living With War”, 2006), y altamente evidentes en el conceptual “The Monsanto Years”, editado el año pasado. Esta vez, sin embargo, la urgencia de Young por esbozar sus críticas al estado del mundo se ha tornado impetuosa, casi en tiempo real, y la determinación de plasmarlas en un disco de la forma más rápida posible, dejó tras de sí más bordes ásperos que de costumbre, creando un disco rebelde y pertinente, pero antojadizo a la vez. La respuesta a la saturación de información a nivel global es la que hace del sonido de “Peace Trail” el equivalente al de un bosquejo, un ejercicio de retorno extremo a lo básico, a un nivel casi ascético.
En lo irregular de su confección, coexisten tracks que a pesar de su alto contenido crítico suenan a descartes (‘Indian Giver’, ‘Texas Rangers’, ‘John Oaks’), con otros claramente agudos, como la perturbadora ‘Terrorist Suicide Hang Gliders’ (“Tengo noticias, y las traigo con tristeza para ustedes: nunca supe hasta ayer que mi vida terminaría mañana”), la tecnofóbica ‘My New Robot’ (“Por favor siéntete libre, es solamente un ejercicio. Los medios de comunicación han sido seleccionados para ti basados en tus hábitos”) y el corte homónimo. Esta última, la mejor pieza del álbum, brilla por su ligereza y el carisma de la voz de Young, con el bajo rebosante de Bushnell y la percusión de Keltner como estrella absoluta. A pesar de sus faltas, uno entiende perfectamente de qué trata “Peace Trail”: privilegiar el mensaje por sobre la música. A sus 71 años recién cumplidos, es ésta precisamente la actitud que conserva siempre joven a Young. Inconformista y contestatario, el hombre viejo es muy parecido a uno.
Por Nuno Veloso.
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