miércoles, 22 de febrero de 2017

A 4 AÑOS DE "LA BALA LOCA"

La muerte de Juan Pablo Jiménez se convirtió en un símbolo en el mundo sindical chileno, la lucha contra la subcontratación y los hechos que rodearon su deceso dentro de la empresa en la que trabajaba, con extenuantes jornadas laborales, producto de un disparo de una supuesta “bala loca” como se le catalogó en los medios y según los informes periciales que desafió a la física y a la propia ciencia balística. 

La tarde de ese jueves 21 de febrero del 2013, el líder sindicalista estaba en el patio de la empresa Azeta en la que se desempeñaba por 10 años. De pronto, cayó al suelo y sus compañeros se apresuraron a socorrerlo. En ese instante, se dieron cuenta que había recibido un disparo.

Al lugar, ubicado en calle Isabel Riquelme, esquina Carmen, en la comuna de San Joaquín , llegó Carabineros de la 50° Comisaría, pero sólo horas después se acordonó el lugar por parte de la PDI.

La muerte de Jiménez, que tenía 35 años, ya estaba confirmada. De inmediato comenzaron las tesis de asesinato debido a que el líder sindical, al otro día, iba a presentar una demanda contra su empresa.

Luego de días de investigación, la PDI determinó que Jimenez murió producto de una “Bala Loca” que habría sido disparada por alguien desde la población La Legua, tesis que su familia aún sigue sin creer.


Una tesis llena de incongruencia


Según la fiscalía, ese jueves en la tarde se habría producido una balacera en la intersección de las calles Mario Lanza con Santa Catalina (Legua emergencia) en la que habrían participado 8 personas. Entre ellas habría estado un menor de edad (el único de los 8) a quien un informante de carabineros (jamás identificado en la investigación) habría identificado como la persona que disparó el arma que impactó a más de un kilómetro en la cabeza del sindicalista. El menor habría sido monitoreado por la policía siendo detenido el 31 de marzo recibiendo 8 impactos de balas. El menor de 16 años fue llevado hasta el hospital Barros Lucos en estado grave. Así el día 5 de abril el menor fue formalizado en la propia sala de cirugía.

El fiscal Sergio Arévalo, quien llevaba la investigación, comunicaba a la prensa que ya quedaba descartada la tesis de “la bala loca” pues ya tenían a la persona que disparó “con clara intención de dañar a otra”. Así el menor JBPM fue formalizado por el “delito de homicidio simple y dos delitos de porte de munición”, quedando en internación provisoria en un centro del Sename. En el allanamiento y pericias al domicilio del menor se encontró gran cantidad de munición (cerca de 100 balas de variados calibres) pero no se encontró ni el arma ni munición coincidente con la calibre 40 que dio muerte al dirigente sindical.

Finalmente, y en un juicio simplificado, el menor fue declarado culpable y condenado a 540 días de libertad asistida, sentencia que se dio por cumplida debido al tiempo que el menor había estado en internación provisoria desde abril del 2013.

La familia cuestiona los informes periciales de la PDI y el trabajo de la Fiscalía y a juzgar por los hechos, razones tienen muchas. No solo está la extraña explicación de que una bala calibre 40 con extremo plano (no en punta) recorrió 1.035 metros en parábola (disparada a 20 grados) pasando en su trayectoria entre medio de edificios y a su vez el roce de resistencia en su trayecto y el posterior rebote en la reja (de alambre) de una multi cancha cercana al patio de la empresa AZETA, la que se supone cambió radicalmente el trayecto de la misma, hacen imposible que la bala halla impactado dejando un orificio circular casi perfecto (o sea, la bala no tuvo deformación) y quedando alojada a 17 centímetros, desde su entrada, en la parte posterior cercana a la nuca de la cabeza de Juan Pablo.

La tesis oficial fue cuestionada por una investigación particular contratada por la familia, realizada por los Forenses Criminalísticos de SAV. Quienes plantean que la tesis presentada por los peritos policiales son inconsistentes. Tanto por la supuesta trayectoria recorrida de la bala, la que según SAV alcanza un máximo de cerca de 863 metros (no 1.035) y la forma en la que esta entró. Según SAV los peritajes son consistentes con una disparo rasante en las cercanías del lugar sin descartar la utilización de un silenciador. Eso explicaría la deformación en la reja de la multi cancha y el por qué la entrada del proyectil fue limpia (orificio perfecto) y que se haya alojado tan adentro (17 centímetros) de la cabeza de Juan Pablo. 

Por otro lado, el menor (hallado culpable por la justicia) fue identificado por un “informante de la policía”, quien lo sindicó como el responsable del disparo que dio muerte al sindicalista. Extrañamente se identifica al menor y no al resto de los participantes de la balacera (los otros 7 eran todos mayores de edad). El menor recibió 8 impactos de balas en su detención pero increiblemente sobrevivió siendo detenido cuando estaba internado en el Hospital. Por la misma investigación judicial pudo saberse que el menor había estado siendo seguido y monitoreado durante semanas por la policía.

Otro antecedente es que ni balas iguales ni el arma fue encontrada en el allanamiento al domicilio del menor, es más, el arma que asesinó a Juan Pablo Jiménez hasta hoy no ha sido hallada.

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