sábado, 11 de febrero de 2017

DAVID BOWIE - NO PLAN

Lanzado para conmemorar el primer aniversario del natalicio de David Bowie luego de su muerte el 10 de enero de 2016, “No Plan” es un extended play que recoge cuatro canciones anteriormente incluidas en el soundtrack de “Lazarus”, compuestas especialmente para el musical escrito por Dave y Enda Walsh. 

Se trata de un viaje por la mente de Thomas Jerome Newton, el extraterrestre encarnado por el delgado duque blanco en el film “The Man Who Fell To Earth”, y que reaparece en esta secuela teatral como un hombre que no puede abandonar nuestro planeta, y que no puede morir.

El último movimiento de Bowie antes de partir fue precisamente completar esta obra, en una especie de ecuación psíquica que le permitía tener el control de su propia mortalidad. ‘Lazarus’, es el track que abre el extended play, anteriormente presentado en el automáticamente clásico “Blackstar” (2016), el último larga duración de su carrera, cuyo ominoso video mostraba a Dave postrado en cama y enfrentándose a una versión oculta de sí mismo que, proveniente de un armario, rescataba el traje utilizado en las sesiones de fotos del ocultista “Station To Station” (1976). “Miren aquí arriba, estoy en el cielo. Tengo cicatrices que no pueden ser vistas”, canta en el tema central de la obra musical.

La muerte, siempre fue un tema para el artista, desde ‘Quicksand’ (de “Hunky Dory”, 1971), donde aspiraba a encontrar la libertad en ella, para adquirir conocimiento. El anhelo de vivir para siempre, en otro orden, en la mente -como el enclaustrado TJ Newton- se torna profético en estas últimas piezas, que cargan la misma nostalgia y melancolía de “Blackstar”, así como también su vértigo, pues pertenecen a las mismas sesiones que dieron origen al álbum y, tentativamente, eran parte de él. De todas ellas, ‘No Plan’ es la que sobresale, con su textura satinada, etérea, y por su contenido lírico, que cobra significancia estremecedora a un año de su fallecimiento: “Aquí, no existe música aquí. Estoy perdido en cauces de sonido. Aquí, ¿estoy acaso en ningún lugar? No hay plan. Donde quiera que vaya, justo en ese lugar, ahí mismo, ahí estoy.”

En ‘Killing a Little Time’, la banda del saxofonista Donny McCaslin, el bajista Tim Lefebvre, el baterista Mark Guiliana y el tecladista Jason Lindner suena ácida, densa, en uno de los tracks más agresivos y oscuros originados en las sesiones. Las baquetas, irrefrenables, dialogan en el clímax con los teclados dramáticos, bronces y guitarras, para, luego de un abrupto final, dar el paso a ‘When I Met You’, un delicioso cruce entre el Bowie de “Reality” (2003) -el último disco antes de su receso- y la vibra fresca y desordenada de “Lodger”, el tercer momento de la clásica trilogía de Berlín.

Según McCaslin, existe un track más que no ha visto la luz, y del cual existe una versión terminada, mezclada y masterizada. Así, la edición de estos cortes fuera del universo del musical, lejos de ser el último aliento de Bowie, es una prueba más de su infinita creatividad y genialidad, incluso en las circunstancias más apremiantes. Una fuerza inagotable que parece ahora estar operando, precisamente, desde fuera de este mundo. En las últimas líneas de “Blackstar”, él mismo se encargó de aclararlo: “ver más y sentir menos, decir que no, pero querer decir sí. Es todo lo que siempre quise dar a entender, ese es el mensaje que envío. No puedo revelarlo todo.”



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