¿Por dónde empezar con este disco? "Victoria", la tercera entrega de Tenemos Explosivos, es un poliedro que en cada lado lleva escrito un mensaje distinto.
Una repasada completa puede irse con la concentración enfocada únicamente en el asombroso trabajo del baterista Matías Acuña, y otra puede irse en la forma en la que René y Juan José Sánchez se transforman en los hermanos Koriotto de la guitarra, y así. Ni hablar del diálogo que entablan unos con otros, como el entendimiento telepático que parecieran tener el mentado Acuña con el bajista Álvaro Urrea. Y lo que ocurre cuando todos se juntan es dinamita pura, una base instrumental sublime capaz de elevar del piso las palabras de quien tome el micrófono. Al comienzo de 'La libertad absoluta y el terror', samplean un discurso del español Julio Anguita sobre el dominio que el poder ejerce sobre las mentes. Cuando el audio del intelectual de izquierda lleva unos segundos corriendo solo, la banda arremete y el significado de todo lo que plantea Anguita se amplifica hasta escalofriar.
Hay una banda inglesa llamada Public Service Broadcasting que recicla y musicaliza viejos archivos sonoros, sobre todo de anuncios de servicios públicos. Tenemos Explosivos bien podrían dedicarse a hacer lo mismo en una politizada versión post hardcore, pero cuentan con la ventaja de tener como frontman a Eduardo Pavez, un artista de excepción (dramaturgo, fotógrafo, realizador audiovisual, guionista) que imprime sensibilidad e inteligencia a las letras del grupo, y que en "Victoria" registra sus mejores interpretaciones vocales. Nuevas vetas expresivas se abren en canciones como 'Hombres que cazan lobos con las manos', en la que Pavez se describe como un Rey Midas a la inversa ("avanzo por la vida haciendo trizas todo lo que por casualidad tocan mis manos"), o en 'Coéforos', donde equipara el interior de su mente con una tormenta. Y sí, algunos títulos aluden a tragedias griegas -de hecho, el disco parte con un tema llamado 'Agamenón'- porque Tenemos Explosivos es una banda con muchas lecturas a cuestas, no sólo de libros, sino también de la prensa, como la cita de 'Operación Colombo' al titular más vergonzoso de la historia del periodismo chileno ("exterminados como ratones").
Aparte de Julio Anguita, desfilan sampleados por el disco personajes como el dramaturgo chileno Juan Radrigán o el anarquista español Juan García Oliver abordando conceptos tan profundos como la inesperanza o el nosotros. También aparece Fausto Trejo, uno de los protagonistas del movimiento estudiantil mexicano de 1968, narrando un episodio sangriento. Otras dos voces, chilenas y generacionalmente distantes, son invitadas a cantar: Victoria Cordero (Círculo Polar, Slowkiss) eleva la emotividad de 'Victoria' y Marcelo Nilo (la mitad sobreviviente de Schwenke & Nilo) estremece en la descollante 'Desoquedad', lo más parecido a un single radial que ha firmado Tenemos Explosivos. Un tercer convidado, el batero Rodrigo Recabarren, pone un jazzero punto final digno de Refused en 'Coéforos'. Por cierto, casi todos los remates de las canciones de "Victoria" erizan la piel, aunque ninguno es tan apropiado como el del tema homónimo que cierra el disco. Después de atacar los sentidos con un vendaval de estímulos, la banda zanja todo gritando a capela, rugiendo con desgarro y repitiendo tres verbos que resumen, si es que es posible, los ejes de esta sobrecogedora obra: "hacer, sufrir, aprender".
Por Andrés Panes.
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