lunes, 2 de octubre de 2017

ELECTRODOMÉSTICOS - PÚBLICO

Dentro de la discoteca nacional, los discos en vivo siempre han estado en vía de extinción. Debe ser justamente por aquel carácter de objeto inédito, que cada vez que algún músico local anuncia la edición de material en directo, se genera una expectativa casi infantil. 

Como un niño esperando abrir el regalo de Navidad. Justamente, la analogía funciona a la perfección con “Público”, el sorpresivo álbum que Electrodomésticos puso en descarga gratuita en Portaldisc, y que también subió a plataformas de streaming.

La banda surgida del subterráneo vanguardista de la segunda mitad de los 80, ha sabido mantenerse muy activa desde su regreso en 2013, cuando lanzaron el disco “Se caiga el cielo” (y pese a la salida de su fundador, Silvio Paredes, el año pasado). Desde entonces, se volvieron a posicionar como la banda de fuste que son, patronos en la nación del rock alternativo y el uso de máquinas al servicio de su música, y como nunca en su historia, iniciaron una potente andanada de conciertos en cuanto escenario les era posible tocar.

De esa forma, Electrodomésticos se fogueó y logró construir un espectáculo en vivo de primer nivel. No solo la banda tocaba bien, sino que el staff a cargo del sonido en directo era de calidad internacional. Ahí, el aporte de “Chalo” González –un viejo conocido en la escena nacional tras bambalinas- es clave y decidor, haciendo realidad el sueño sonoro de Cabezas, a la par de los referentes próximos que podemos tener: la agresividad industrial de Nine Inch Nails y la elegancia digital a lo Depeche Mode.

Con la mayoría de las canciones extraídas de dos aplaudidas presentaciones en el Teatro Municipal, el único pecado de “Público” (inocente título, deberíamos aprender más de los nombres de discos en vivo argentinos) es, justamente, silenciar intencionadamente a la audiencia. Al inicio, se escucha tímidamente ese fervor que debería tronar por los parlantes para sentir esa sensación viva del público. A su favor, desde los primeros minutos de ‘Se caiga el cielo’, con la banda ya tocando, se siente la presencia del concepto en directo. El potente arreglo de sintetizadores que inician la canción no deja espacio para especulaciones. Ya cuando entran las percusiones y el bajo, la fuerza indómita presente en el disco se desata.

Sin respiro, y con la idea de mantener prendido ese fuego emocional que ya provocaron, ‘En tu mirar’ entra con un poderío que ningún otro disco de estas características había entregado antes. La pesadez de las guitarras y la oscuridad de los efectos en teclados no merman en ningún segundo la voz limpia de Cabezas, que pareciese cantar con insolencia, profanando con modernidad aquel escenario destinado para la manifestación del arte más clásico.

La descatalogada primera discografía de la banda, valorada por su carácter experimental en su tiempo, siempre quedó “al debe” en su calidad de sonido. Con “Público”, la deuda quedó saldada. ‘Señores pasajeros’, ‘Viva Chile’, ‘Envolibia’, ‘Yo la quería’ –con la magistral colaboración del poeta Raúl Zurita-, ‘El Frío Misterio’; todas suenan como siempre debieron haberlo hecho. Si en algún momento de los 80, la precariedad de los estudios independientes y el atraso tecnológico mermaron la ingeniería sonora de Electrodomésticos, hoy dan rienda suelta a todos los recursos que tienen a la mano para engalanar todos esos clásicos b de la música popular chilena.

Y qué decir de la performance de la banda. El protagonismo de Paredes en el bajo y el stick (y su muy buen reemplazo Sebastián Muñoz de Cómo Asesinar a Felipes, en algunas canciones), las capas de riffs inquietos de Pierattini y Cabezas que van fundiéndose y robusteciendo las canciones, la fuerza indomable de Edita en la batería, la elegante presencia de todos los recursos digitales posibles (samples, secuencias, sintetizadores) y de los teclados de Trujillo. Todo, brilla con luz propia, y a la vez, todo se fusiona en una quimera sonora que se pone a disposición de la profunda y solemne voz de Cabezas, el maestro de ceremonia.

Si este no es el mejor disco en vivo chileno, pega en el palo. Todo el trabajo está en función de una entrega que roza la perfección. La evolución artística de la banda, el trabajo con pinzas para articular el tracklist, la ingeniería en la mezcla y producción. Un trabajo tan épico como la misma biografía de la banda.



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