domingo, 15 de octubre de 2017

REVELAN APOYO DEL VATICANO A LA DICTADURA MILITAR DE CHILE

Chile vivió durante la dictadura de Augusto Pinochet el peor golpe a su democracia, fueron 17 años en los que algunos trabajadores, obreros, estudiantes, músicos y mujeres trataban de que los gritos de paz y libertad se escucharan en el país y el mundo. 

La tortura, desaparición y ejecución de nuestros compatriotas eran pan de cada día y el presente de la gente más humilde era desgarrador.

Sin embargo, entre el 1 y el 6 de abril de 1987, la visita del fallecido Papa Juan Pablo II a Chile, parecía ser una oportunidad de oro para que una autoridad mundial fuera el vocero de los chilenos para que se gritara al mundo las atrocidades de los militares en contra del pueblo.

Lamentablemente, el Jefe Supremo de la Iglesia Católica no condenó a la dictadura militar públicamente ni increpó a Pinochet, todo lo contrario, posó junto a él desde una de las ventanas de La Moneda. No obstante, no hay registro de lo que Juan Pablo Segundo conversó con Pinochet en privado.

Independiente del rol del Papa en su visita al país, resulta muy claro el rol ejercido desde El Vaticano en contra de los gobiernos socialistas o marxistas, considerados contrarios al cristianismo por los sectores más conservadores de la Iglesia. Al respecto, Wikileaks reveló hace un par de años que El Vaticano apoyó el Golpe de Estado en Chile.

En los cables, se puede leer que Giovanni Benelli, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, expresó en octubre de 1973 su “grave preocupación, y la del Pontífice, sobre la exitosa campaña internacional izquierdista para falsear completamente las realidades de la situación chilena”, tras el golpe.

“Como es natural, desafortunadamente, tras un golpe de Estado, hay que admitir que ha habido algún derramamiento de sangre en las operaciones de limpieza en Chile, pero la Nunciatura en Santiago, el cardenal Silva y el Episcopado chileno en general han asegurado al Papa Pablo que la Junta está haciendo todo lo posible para que la situación vuelva a la normalidad y que las historias de los medios internacionales que hablan de una represión brutal no tienen fundamento”, asegura el texto emanado de El Vaticano.


Rol de la Iglesia enfrentando a la dictadura


Sin embargo, más allá de la posición de El Vaticano y parte de las cúpulas de la Iglesia Católica en relación a la dictadura militar, la iglesia en Chile jugó un papel fundamental en la defensa de los Derechos Humanos y la oposición al régimen pinochetista.

Previo al golpe militar, la Iglesia se transformó en un organismo que luchó por el entendimiento de polos políticos, que resultaron en definitiva irreconciliables. Luego, su postura fue la de dar voz a los sin voz, a aquellos perseguidos y a la denuncia y protección de la sociedad civil contra los derechos humanos.

Es así como a un mes del golpe militar, el Comité Pro Paz ayudó a refugiados y perseguidos políticos, con el Cardenal Raúl Silva Henríquez a la cabeza. Luego se creó la Vicaría de la Solidaridad, cuya institución permitió dar socorro a quienes eran perseguidos por la dictadura.

El proyecto de derechos humanos que representó la Vicaría ha sido el más potente desarrollado bajo una dictadura. Lo explicó en sus memorias el propio cardenal Silva Henríquez, fallecido en 1999: “Era una creación original, sí. No existía en otras partes, no tenía precedentes. La suscitó una situación extraordinaria, ¡qué duda cabe! Pero no fue una casualidad, ni una súbita inspiración: la Vicaría nació de una larga y sufrida reflexión en torno a lo que vivíamos día tras día”, indicó en el libro escrito por el periodista Ascanio Cavallo.

Bajo el amparo de la Iglesia y del cardenal, que decidió poner en el centro de su homilía la situación dictatorial que se vivía y los atropellos, el equipo de profesionales del extinto Comité se instaló en el antiguo palacio arzobispal de la Catedral de Santiago de Chile, en el centro neurálgico de la capital. Al grupo se sumaron abogados y asistentes sociales, entre otros, la mayoría jóvenes. Este edificio, ubicado frente a la Plaza de Armas, se convirtió en un símbolo de la resistencia antidictatorial desde fines de la década de los setenta y el principal lugar de acogida de las víctimas y sus familiares.

Asimismo, en las poblaciones el trabajo de la iglesia fue determinante, como mediador de las fuertes tensiones sociales del momento, como fue el caso del sacerdote Pierre Dubois, o el sacerdote Andre Jarlan.

La Vicaría de la Solidaridad se disolvió a comienzos de los años noventa con la llegada de la democracia en Chile. La Fundación Documentación de Archivo de la Vicaría se encarga hoy de resguardar los miles de documentos que se recopilaron en los 17 años de dictadura, que en 2003 fueron declarados patrimonio de la humanidad.


Fuente: La Redacción.

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