Casi como las coincidencias astrales, la conmemoración del centenario de Violeta Parra cruza también el quincuagésimo aniversario de un colectivo que bien ha bebido de su legado en todo este largo periodo de tiempo.
Y casi como un designio ancestral, Inti Illimani celebra con música ambos hitos, lanzando “El canto de todos”, su nuevo álbum en el que homenajean a nuestra matriarca mayor. Un trabajo compositivo a la altura de la obra tributada, y con una colorida variedad de invitados que reinterpretan casi libremente las canciones del catálogo parriano.
Lo primero a destacar es el rescate al concluyente verso de ‘Gracias a la vida’ –una que no aparece versionada en el disco-, “Y el canto de todos que es mi propio canto”. Aquella frase, la penúltima de su canción de despedida creada en el frío magallánico, no sólo es una hermosa representación de su motivación como compositora, si no que es la descripción de una poética vital, experiencial y plena, de una interacción real con el “canto de todos”. Canto que la facción de los hermanos Coulon, bajo la dirección musical de Manuel Meriño, modernizan con arreglos instrumentales que no se quedan en la obviedad, sino que buscan una nueva estética.
El disco que propone la longeva agrupación se entiende en sus propios códigos. Rescatando la fibra de las canciones originales, pero refinándola a su propia sonoridad y a la de los músicos consignados para arropar estas nuevas versiones. Así es como ‘Corazón maldito’ suena melancólica y desgarradora, gracias a un juego de cuerdas que son la cama para que entre la voz inmensurable de Isabel Parra. O el juego orquestal en ‘Volver a los 17’, con la trasnochada voz de Joan Manuel Serrat. O al comienzo, cuando ‘Miren como sonríen’ muestra una propuesta innovadora, donde las voces de Pancho Sazo y Roberto Márquez van coqueteando con los instrumentos de cuerdas, de vientos y de percusión, que brindan las texturas de fusión latinoamericana al estilo melódico de Congreso. Y qué decir de las nuevas ‘Paloma ausente’ y ‘Qué he sacado con quererte’, con Pablo Milanés y Mon Laferte, respectivamente. La experiencia y la juventud. La voz firme y conmovedora de la legenda cubana, y la fragilidad del canto cebollero de nuestra joven compositora pop. Nuevos colores para canciones que representan a todo un pueblo. Lejos, las más destacadas de esta colección.
Con este nuevo disco, el Inti Illimani va más allá de la solemnidad y la autorreferencia. En su estatus de agrupación profesional de prestigio internacional, se enfrentaron de frente y sin miedo a dos situaciones: la primera, a la evidencia jamás esperada de haber cumplido medio siglo de carrera; y la segunda, tomar el riesgo de deconstruir un cancionero trascendental. Un desafío por donde se le mire, porque podrían haberse ido por el camino fácil. Sin embargo, eligieron uno más arriesgado, tal como lo hizo en vida Violeta Parra, que con una obra minimalista en instrumentación pero conspicua en su composición, recreó lo que una buena parte de nuestra música popular ha acumulado como experiencia estética durante décadas. Por eso en sus canciones cantan siempre otros y otras, otros mundos y otras épocas. Inti Illimani hizo lo propio, con el favor del viento.
Por César Tudela.
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