martes, 19 de diciembre de 2017

WEEZER - PACIFIC DAYDREAM

A sus 47 años, Rivers Cuomo (voz, guitarra) posee un nivel de paciencia digno de monjes tibetanos. 

Es por lejos uno de los músicos más prolíficos de su generación, lanza álbumes con envidiable periodicidad y en cada entrega se esfuerza por eludir cualquier signo caricaturesco del pasado; incluso la solidez firmada en el “White Album” y su predecesor “Everything Will Be Alright In The End”, no fue suficiente para silenciar las demandas de esa (insufrible) secta de fans y críticos congelados en el power pop old school sacramentado en su debut y el dramático “Pinkerton”. “Pacific Daydream” es un nuevo signo rupturista para esta segunda juventud creativa de los californianos, dejando absolutamente de lado cualquier prejuicio y dejándose llevar por los estímulos recibidos en el último año.

““Please don’t ever make me go home / I need happy hour”, exclama ‘Happy Hour’, un obseso intento de pop rock tradicionalista alineado en el mensaje del buen Rivers Cuomo: recibir con vitalidad el cierre de los cuarenta; cada ejercicio en “Pacific Daydream” es un meticuloso rastreo musical moderno y los recursos son generosos. Las bases, sintetizadores y armonías con gancho de manual visten a ‘Feels Like Summer’, ‘Get Right’ o ‘Weekend Woman’, también permanecen algunos signos de riffs y la energía del “Green Album” en ‘Mexican Fender’, pero la intención total del disco elude cualquier aspiración escrita en el pasado.

Weezer lleva años incomodando a sus fans, pero es justamente ese (autoimpuesto) ejercicio de adaptación el combustible que mueve al equipo de R. Cuomo. Qué importa invocar el espíritu de Adam Levine o el pop lo- fi presente en figuras contemporáneas del R&B como SZA (Solana Rowe) en ‘La Mancha Screwjob’, acá nunca hubo ataduras.

El mensaje es claro. “Pacific Dream” extiende las inquietudes melódicas y personales de Rivers Cuomo, el eterno ideólogo y capitán de Weezer, ahora encaminado en una nueva y osada transición. Hay varias melodías ganadoras para mantener la esperanza y aguardar la siguiente jugada. Paciencia, tienen crédito de sobra.



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