Quizás para quienes siguen desde sus tempranos inicios la carrera de Nano Stern, ciertos versos de la canción que abre su EP “Santiago” -su nuevo trabajo en estudio- no sean del todo ajenos. En otras ocasiones, el cantautor presentó críticas al modelo aunque siempre cubiertas por la riqueza literaria de sus letras, capaces de deambular por variadas figuras en aras de poetizar ciertos mensajes que reclamaban ser directos. Algo que, en el comienzo se toma de manera literal.
“Esa auto sugestión discursiva me estaba negando ciertas partes de mi energía más dura, que no tiene que ver con andar viajando en festivales por el mundo, sino vivir en Santiago, tomar la micro y meterse al metro todos los días”, declaró el cantautor al periodista y crítico musical Marcelo Contreras en Culto, del matutino La Tercera, el pasado mes de septiembre. Y justamente esa es la apuesta del músico en “Santiago”: retratar la vida en una ciudad que vive a ritmo frenético, donde se trabaja mucho y el obrero –ya sea este de oficina, de la construcción o cualquier otro– ve cómo se le va la vida en las horas que pierde en cubrir las grandes distancias entre su hogar y su lugar de trabajo. Todo, envuelto en un modelo destinado a exprimirlo al máximo. Por eso el primer tema, ‘Respiren menos’, comienza con Stern recitando “el aire oscuro/carga veneno/Pesados humos/de olor obsceno/El mar se tiñe/de rojo muerto/Y son sus aguas/como el desierto” luego de una introducción instrumental en la que el músico, que para esta ocasión toca todo lo que se escucha en la producción, decanta por experimentar con el sonido en vez de sus arreglos más tradicionales. Y así, este primer surco habla de todo: desde el retrato de la miseria de la tercera edad, las últimas manifestaciones, la crisis en las instituciones, la represión. Todo, para culminar con la cruda frase “Y así sentencia/el capataz/Respiren menos/Trabajen más”.
Existen muchos elementos de la música más contestataria que ha dado Chile en este nuevo disco de Stern. Se pueden encontrar rasgos del Santiago del Nuevo Extremo y el Congreso tanto en ‘Respiren menos’ como en ‘Santiago’, surco que le sucede. “Santiago/Quítate el gris ropaje de tu cemento”, canta al inicio Stern, mientras comienza su crítica al centralismo desmesurado que transforma a la capital en juez y ejecutor de toda actividad en Chile, no sólo lo que pase en su radio. Asimismo, el compositor va también retratando al habitante de esta urbe: gris, alejado del color inicial de su fundación. Todo, enmarcado en un ritmo cercano al vals peruano, que acompaña al viaje de Stern por los vericuetos de la capital.
Aquí, quizás, viene el primer quiebre: ‘Santiago’ se revela menos confrontacional –aunque no menos decidora– que ‘Respiren menos’. Como si la energía del primer track hubiese sido tanta, que para este corte, el narrado hubiese tomado una postura mucho más lejana de la que se plantea en el comienzo de este epé. Esa sensación también inunda a ‘Abramos los ojos’, que podría entrar dentro del sonido más “clásico” de Nano Stern, en un disco en el que predominan las percusiones y los bajos por sobre las guitarras y los violines.
De la misma manera, en ‘Abramos los ojos’ el compositor se entrega a ese narrador que canta desde la esperanza, aunque matizando con frases como ‘que no nos confunda/tanta falsedad/Que no nos aplaste/nuestra ingrata sociedad’. Quizás este sea el corte más cercano, tanto en música como en texto, con sus anteriores trabajos. El recitado –que se acompaña de una rica percusión– ‘no hay nada que temer si estamos juntos/en cada paso si nos acompañamos/si vamos, sabiendo que si ganemos o perdamos/nos apañamos/Venzamos al hastío/ese relámpago frío/ que nos separa y nos desampara/Al individualismo/que acecha siempre en uno mismo/y amordaza a la intuición’ dice, entre otras cosas, Stern. ‘Voz de Cristal’ es el otro tema que también se enmarca dentro de la visión más clásica de Nano Stern. En efecto, la música, si bien mantiene esta conexión con las percusiones y los bajos, tiene más cuerdas que los otros dos temas. Además, se trata de la clásica canción de Stern en la que, con elementos algo menos preciosistas que en otras ocasiones, siguen apareciendo musas y otras figuras inspiradoras, aunque ahora enmarcadas y “acontecidas” dentro de lo que es Santiago y su no vivir.
Finalmente, en ‘El Patio’, Nano Stern vuelve a la experimentación sonora con la que inicia el disco mas no con la fiereza con la que lo inicia. Este tema, que cierra el álbum, tiene más de contemplar a la ciudad desde un punto de vista personal, en una suerte de explicación del por qué el narrador le canta a la ciudad de la forma en que lo hace y albergando, tal y como lo dice, la libertad de esta urbe que aprisiona hasta sus vericuetos más oníricos.
“Santiago” trata, en el fondo, de una búsqueda. Por una parte, hallar el lado humano de una ciudad que devora a los suyos y al país y, por otra, en una búsqueda interna. Como nunca, Nano Stern deja ciertos elementos de su lenguaje de lado para dar cabida a otros que, como él mismo declaró, se hallan ocultos, supeditados a una forma de ver las cosas que no siempre tienen este trasfondo más oscuro. Como en todo viaje interno, existen ciertos retrocesos o más bien, repasos a la antigua visión para dar sentido a esta búsqueda y eso, justamente, pasa con este EP. Si “Santiago” consigue dar el giro que el músico espera, es algo que el tiempo va a decir. Por ahora, sólo mencionar que se trata del interesante ejercicio de un músico que se atrevió a dar giros a su propuesta y eso siempre es valorable.
Por Felipe Kraljevich M.
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