‘Los quince años’ fue el primer corte de “Tinta fresca” que adelantó el conjunto formado por Tomás de Aguirre, Rodolfo Alfaro, Matías Alderete, Pablo Orellana y Nicolás Murúa. Curioso como La Causa, en su segundo largaduración, mantiene el cuidado rock/pop de su primer trabajo, “Bien también”, editado en 2012, y que en estos seis años de silencio discográfico –no así del en vivo, ya que la banda se ha presentado en varios locales a lo largo de este tiempo– aunque tiñéndolo de nostalgia evidente.
Y es que al contrario de su primer trabajo, el quinteto demuestra su lado maduro. Si primero es el recuerdo de ‘Los quince años’, de la adolescencia impenitente dejándose llevar por cierta inclinación brit en su sonido (algo que se hace patente en el coro de la canción), el segundo surco de este trabajo, ‘Esa misma frase’, la influencia de The Strokes se hace evidente, con lo que se plantean diferencias con el primer trabajo del grupo: mientras en “Bien también” se apelaba al sonido “clásico” del rock/pop, en esta nueva entrega el quinteto se rinde a sus influencias más contemporáneas.
Eso hace que, por ejemplo, sus líricas estén marcadas por cierto aire otoñal, como en ‘La causalidad’, el que es uno de los mejores cortes del disco. Y, siguiendo esa idea, ‘Jardín de otoño’ habla por sí misma. Los arreglos en las guitarras, con muchas más texturas, logra sin dudas el efecto deseado cuando la canción anuncia el coro y, además, denota el cuidado que tuvo La Causa en su segundo elepé, algo digno de aplaudir.
Lo que intenta el grupo –y lo logra, con creces– es marcar distancia con su disco debut. Lo logra de manera clara en gran parte del material, principalmente manejando los matices de las mismas composiciones –quizás la única que se “emparenta” con el antiguo lenguaje sea ‘Niño perdido– y con lo cuidado del sonido, evidenciando además que La Causa ha madurado en todos los aspectos. Eso es notorio con ‘Pies de madera’ y ‘Tinta Fresca’, que es otro de los cortes altos de “Tinta fresca”.
Si bien el cierre del álbum lo dan ‘Muchos más’, una composición que se distancia unos pasos del general de “Tinta fresca” tanto en lo musical como en la lírica, y ‘Viejo Pedro’ –corte rockero de viejo cuño por donde se le mire– el grueso de este registro se concentra en lo anterior. Ahí, La Causa fija ruta en, precisamente, lo contrario que presenta al cierre de su segundo disco: un disco de esos llamados “de otoño”, calmo, contemplativo, donde lo que predominan son las guitarras con matices –aún con la notoria influencia de The Strokes en ‘Esa misma frase’– antes que el riff a la usanza Rolling Stones. Pero lo mejor de este trabajo radica en su cuidada producción y la confección de sus canciones, lo que ciertamente favorece la madura propuesta de la banda en este segundo registro.
Por Felipe Kraljevich M.
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