jueves, 30 de agosto de 2018

EL ASESINATO DE SACCO Y VANZETTI

Ferdinando Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti eran dos inmigrantes italianos, trabajadores y anarquistas, que fueron juzgados, sentenciados y ejecutados por electrocución en 1927 en Massachusetts por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts.

Su controvertido juicio atrajo una enorme atención internacional, con críticos acusando al fiscal y al Juez Webster Thayer de conducta impropia, y de permitir que sentimientos anti-italianos, anti-inmigrantes y anti-anarquistas predispusieran al jurado. Algunos prominentes estadounidenses, tales como Felix Frankfurter y Upton Sinclair apoyaron públicamente a los comités ciudadanos de Sacco y Vanzetti en una oposición no exitosa al veredicto. Las ejecuciones de Sacco y Vanzetti generaron protestas masivas en Nueva York, Londres, Ámsterdam y Tokyo, huelgas a través de Sudamérica y disturbios en París, Ginebra, Alemania y Johannesburgo.

Desde su muerte, se ha dicho que esta fue debido a su ideología anarquista y que fueron injustamente ejecutados. Las investigaciones siguieron en las décadas de 1930 y 1940. La publicación de las cartas de ambos con elocuentes declaraciones de inocencia han acrecentado la creencia de que son inocentes, sin embargo, algunas pruebas balísticas y algunas declaraciones incriminatorias por sus conocidos han nublado el caso. En 1977, el gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis, hizo una declaración diciendo que Sacco y Vanzetti fueron injustamente enjuiciados y encarcelados y que "cualquier desgracia debería ser para siempre borrada de sus nombres".


Un grito sin fronteras


Los trabajadores sabían que todo era una mentira, que esos dos hijos del pueblo eran inocentes, como también lo habían sido los mártires de Chicago. Su crimen era pelear por un mundo mejor y gritarlo a los cuatro vientos, negarse a pelear en la Primera Guerra Mundial y huir a México. A decir de Sacco en una de sus declaraciones “trabajé junto a judíos, irlandeses y alemanes y por todos ellos siento afecto ¿por qué pues había de combatir contra ellos? la guerra fue desatada por capitalistas ávidos de ganancias”. Por eso, muchos trabajadores del mundo salieron a las calles a conseguir la justicia que no podían esperar de las instituciones burguesas.

Miles se manifestaron, marcharon, protestaron y armaron Comités Pro Sacco y Vanzetti no sólo en Nueva York, Boston, Chicago, San Francisco, sino también en Londres, París, Buenos Aires y África del Sur.

El 9 de agosto de 1927 en Chicago la huelga general es seguida por 16.000 obreros. En Nueva York, por 150 mil personas, según la policía. En Montevideo, Uruguay la huelga de 24 horas fue multitudinaria, al igual que en Asunción, Paraguay. En Argentina también, miles de trabajadores fueron reprimidos por manifestarse, pidiendo justicia para Sacco y Vanzetti.

En la noche de su ejecución, miles se manifestaron en Charlestown, en la Casa de la Muerte, pero fueron mantenidos lejos de la prisión por una multitud de policías. Fueron arrestados varios manifestantes. Había ametralladoras en las azoteas y grandes reflectores barriendo la escena. Una gran muchedumbre se congregó en Union Square el 23 de agosto de 1927. Pero el escarmiento final había llegado.

Cincuenta años después, en 1977, en un increíble acto de cinismo, el gobernador de Massachusetts se excusó públicamente por las graves fallas cometidas durante el proceso a Sacco y Vanzetti, y proclamó su total y absoluta inocencia y pidió disculpas, salvando el "buen nombre y honor de los mártires". Demasiado tarde para Nicola y Bartolomeo. Pero también demasiado tarde para los chacales y sus protegidos: Sacco y Vanzetti ya eran una bandera.

Como se ve, más allá de las pruebas y contrapruebas, defensas y contra defensas, lo que más dilató el final de estos valientes luchadores fueron las grandes movilizaciones internacionales de la clase obrera, que sin embargo no lograron evitar el final, pero marcaron un antes y un después en la conciencia y tradición del movimiento obrero.

Nos quedan sus cartas y mensajes como el de Sacco para su hijo: “[...] recuerda siempre Dante, que en el juego de la felicidad no tienes que usarlo para ti solo, sino mirar un paso detrás de ti, ayudar a los mas débiles que piden ayuda, ayudar a los perseguidos, a las víctimas que son tus mejores amigos. Son los camaradas que luchan y caen, como cayeron ayer tu padre y Bartolo, por la conquista de la alegría, de la libertad para todos y para los trabajadores pobres. En esta lucha por la vida encontrarás amor y serás amado”.

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