El 2019 se cumplen 20 años del lanzamiento del disco debut de Muse y vaya que han cambiado las cosas desde aquel entonces. No fueron pocos los críticos que se les fueron encima aludiendo que solo se trataba de otro grupo siguiendo la estela de Radiohead, pero el tiempo demostró que eran mucho más que eso y se convirtieron en una de las bandas más aclamadas de su generación.
Es por eso que cada disco de los británicos suscita tanta atención y su nuevo “Simulation Theory” no es la excepción. Dejando atrás la distopía dramática de “Drones” (2015), la última aventura del trío se enmarca en una fantasía repleta de sonidos ochenteros que se siente nostálgica, pero a la vez futurista, lo que se palpa desde la entrada en ‘Algorithm’, apertura del larga duración que se deja esperar hasta que por fin entra la voz de Matt Bellamy después de que los sintetizadores ya establecieron una atmósfera digna de Ready Player One o Stranger Things. De hecho, la asociación con esta última no es al azar, ya que el mismo Kyle Lambert ilustró la colorida portada que cae como anillo al dedo a los desvaríos sintetizados de ‘The Dark Side’, ‘The Void’ y la entretenida ‘Pressure’, todas muy onderas y escapistas.
En un tono más urbano y sensual asoman ‘Propaganda’, ‘Break It On Me’, ‘Thought Companion’ y ‘Dig Down’, primer single que la banda liberó en mayo del 2017, y que reflejan la ética que defienden en esta pasada, más ligada al R&B que al rock operático de sus obras más insignes. De hecho, solo se puede sentir una brisa al viejo Muse en la más oscura ‘Blockades’ y en el coro grandilocuente de ‘Get Up And Fight’, mientras que en la balada ‘Something Human’ toman la guitarra acústica para mostrarse mucho más frágiles y ansiosos por contacto humano entre tanta simulación robotizada, lo que puede funcionar como un guiño a la ajetreada vida en la ruta.
Al igual que otros referentes de la primera década de los 2000 como Queens of The Stone Age o Artic Monkeys, Bellamy y sus chicos han crecido, de eso no hay duda, y todo crecimiento conlleva un cambio de paradigma, dejar ciertas cosas atrás y seguir adelante. Puede que muchos románticos de la era de “Absolution” (2003) o “Black Holes And Revelations” (2006) no les perdonen el giro que tomaron en “Simulation Theory”, pero sería iluso pensar también que una banda como Muse haría un disco solo para conformar.
Por Pablo Cerda.
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